Fue un momento familiar, tal como lo deseaba Don Bosco. El padre Stefano expresó su “gracias” tocando las fibras del corazón y mencionando diversos aspectos del gobierno que Don Bosco ha legado.
En primer lugar, agradeció al Consejo General por el fructífero trabajo realizado en estos años, especialmente en los meses de diciembre y enero. Se llevaron a cabo treinta y siete sesiones de trabajo del consejo, durante las cuales se nombraron:
● Ocho nuevos inspectores (ISI, PLE, UNG, FRB, MEM, COB, FIN, PLS);
● Setenta y cinco consejeros inspectoriales;
● Ciento treinta y siete directores;
● Tres maestros de novicios.
Además, se erigieron cuatro casas canónicas y se abrieron tres presencias. Se dedicó un amplio espacio a las relaciones sobre las quince visitas extraordinarias realizadas, con sus respectivas líneas guía para el futuro, orientadas al camino de cada inspectoría, con el objetivo de permanecer fieles al carisma de Don Bosco.
El agradecimiento del padre Martoglio se extendió a quienes hicieron posible un trabajo tan intenso en un periodo particularmente difícil. Sin la colaboración de todos, habría sido imposible llevar a cabo la labor de animación y gobierno para el bien de la Congregación.
Algunos eventos hicieron muy exigente el mandato del Consejo General en estos años: el Capítulo General 28 tuvo que interrumpir sus trabajos debido a la pandemia de Covid-19, y, durante el primer año, ni el Rector Mayor ni el consejo pudieron realizar la actividad ordinaria. Además, la designación cardenalicia del padre Ángel Fernández Artime adelantó un año el Capítulo General, concentrando las visitas extraordinarias en un periodo más breve.
A pesar de estas dificultades, se logró conducir a toda la congregación a la celebración del próximo Capítulo General, adecuadamente preparados, con el deseo de reunirse en Valdocco para vivir la fraternidad, orar, reflexionar sobre los principales desafíos del momento presente y escuchar al Espíritu para comprender cómo el Señor desea que los salesianos vivan el carisma de Don Bosco de manera cada vez más fecunda.
En segundo lugar, el vicario del Rector Mayor agradeció a la comunidad de la Sede Central Salesiana, que en estos años ha experimentado una renovación tanto en las personas como en las estructuras. Algunos hijos de Don Bosco, después de una vida dedicada al servicio de los jóvenes, han alcanzado la casa del Padre; otros concluyeron su servicio y cambiaron de comunidad; y otros más fueron llamados a vivir en la comunidad de Roma Sacro Cuore para servir al Rector Mayor.
La restructuración de la Casa del Sacro Cuore implicó casi tres años de trabajos, con el consiguiente esfuerzo de los salesianos al trasladarse a otras comunidades o permanecer en la casa, enfrentando las incomodidades propias de las obras en curso.
El padre Martoglio también señaló que el 24 de enero, fiesta de san Francisco de Sales, es un momento importante para agradecer a quienes se entregaron en la restructuración de la Casa del Sacro Cuore y para bendecir la estructura renovada, al servicio del Rector Mayor y de los hermanos salesianos de todo el mundo.
Las “buenas noches” del padre Stefano Martoglio concluyeron con un Ave María, confiando a Aquella que lo ha hecho todo el agradecimiento por lo vivido y realizado en estos años.