Habilidad y tenacidad entre los escombros
Los jóvenes sirios, a menudo nacidos y criados en un contexto de guerra, muestran una gran capacidad de adaptación y un extraordinario deseo de ponerse a prueba. Muchos de ellos sobresalen en los estudios, a pesar de las condiciones precarias en las que viven. Otros buscan encontrar una manera de aprender un oficio para ganarse la vida. También son capaces de encontrar soluciones creativas a problemas complejos, desde la gestión de la vida cotidiana hasta la supervivencia en condiciones extremadamente difíciles.
Muchos de estos chicos y chicas ven en los estudios una vía para construirse un futuro mejor y, a pesar de las dificultades económicas, invierten cada recurso para seguir formándose. Esta actitud, signo de una fuerte voluntad, va acompañada de un deseo de contribuir a la recuperación de su país.
Las dificultades causadas por la guerra y la crisis económica
Sin embargo, el camino para estos jóvenes está lleno de obstáculos. La guerra, que comenzó en 2011, seguida por la pandemia de Covid-19 y el terremoto de febrero de 2023, dejó una larga estela de destrucción: casas derrumbadas, familias fragmentadas, infraestructuras inexistentes y una crisis económica que afecta duramente cada aspecto de su vida. Las dificultades económicas son uno de los elementos más graves para los jóvenes sirios, que a menudo se ven obligados a elegir entre trabajar para contribuir al sustento familiar o continuar estudiando. Los altos costos, la falta de oportunidades laborales y el contexto político inestable hacen casi imposible planificar un futuro tranquilo.
Los Hijos de Don Bosco y la espiritualidad de la esperanza
Un aspecto que caracteriza profundamente a muchos jóvenes sirios es su pertenencia a la familia salesiana de Don Bosco. Ser hijos de Don Bosco no significa solo pertenecer a un entorno educativo, sino vivir la vida con un espíritu de esperanza y confianza en el futuro. En los centros salesianos presentes en Siria, muchos de estos jóvenes encuentran un refugio seguro, un lugar donde pueden continuar cultivando sus sueños y su fe.
La espiritualidad de Don Bosco les ayuda a cultivar una visión de esperanza, incluso en medio del dolor. No se trata de una esperanza ingenua o ciega, sino de una fuerza interior que les permite ver más allá de las dificultades actuales, creer que un mañana mejor es posible y que el sufrimiento de hoy puede transformarse en un crecimiento personal y comunitario. La espiritualidad salesiana les infunde el valor de vivir cada día con plenitud, buscando mejorar el presente, incluso cuando el futuro parece incierto.
Dar calidad a la vida de hoy a pesar de la incertidumbre del mañana
A pesar de la ambigüedad del futuro y la incertidumbre que los rodea, los jóvenes sirios buscan dar calidad a la vida de hoy. Saben que, aunque no tengan control sobre lo que sucederá mañana, pueden influir positivamente en el presente. A través de pequeñas acciones cotidianas –la ayuda mutua, el estudio, el compromiso en el trabajo y en la comunidad– tratan de construir un presente mejor para ellos mismos y para los demás.
El sentido de comunidad, la importancia de la solidaridad y el deseo de contribuir al bien común son rasgos que emergen con fuerza en estos jóvenes. Muchos de ellos participan en actividades de voluntariado, ofrecen su tiempo para ayudar a quienes están en mayor dificultad y tratan de crear espacios de normalidad en medio del caos. La incertidumbre sobre el futuro no les impide vivir el presente con intensidad, al contrario, los impulsa a dar lo mejor de sí mismos hoy, sabiendo que cada gesto, cada elección, puede marcar la diferencia.
Mirada a Don Bosco
La nueva situación en Gaza, en Tierra Santa, y sus devastadoras consecuencias, especialmente en el Líbano y Siria, desaniman sin duda la visión de futuro de los jóvenes. En medio de todo esto, los salesianos en Siria continúan mirando a Don Bosco, quien también creció y maduró en situaciones muy difíciles, con cambios sociales y políticos, y transformaciones económicas que aumentaban la pobreza y el sufrimiento. Don Bosco no tuvo miedo de enfrentar todo por el bien de sus jóvenes y se convirtió en una luz para muchos de ellos, que esperaban algo de Cristo. Es lo mismo que se proponen hacer hoy sus herederos en Siria, al servicio de los jóvenes sirios.