Ankililoaka es una ciudad en el sur de Madagascar, un puesto rural compuesto principalmente por agricultores y ganaderos. Los diferentes grupos étnicos – Masikoro, Vezo, Atandroy, Antanosy, Betsileo y Merina – conviven en un territorio afectado por largos períodos de grave sequía que, en los últimos años, han puesto en grave peligro la supervivencia de sus habitantes: las cosechas han disminuido, la pobreza ha aumentado y esto ha causado graves dificultades en la vida social de las familias, cada vez más empobrecidas. Como consecuencia, también se han deteriorado las condiciones de desarrollo de los más jóvenes, quienes ya enfrentaban grandes dificultades debido al bajo nivel de educación general y a la alta tasa de deserción escolar.
Los salesianos de Don Bosco están presentes en Ankililoaka desde 1982, y desde los primeros años se han dedicado a la construcción de nuevas escuelas e iglesias, además de la creación de un centro juvenil destinado a los más desfavorecidos.
Una de las obras más valiosas realizadas por la comunidad salesiana es el liceo "Victoire Rasoamanarivo", un instituto educativo que, conociendo bien el contexto local y las dificultades que lo acompañan, además de garantizar una educación de calidad, se esfuerza por no dejar atrás a ningún estudiante: ofrece herramientas y apoyo para superar las dificultades de aprendizaje y abre nuevas posibilidades de crecimiento e inserción profesional. Por ello, los salesianos han decidido poner en marcha un proyecto de tutoría para apoyar la enseñanza del francés y el inglés a los alumnos con mayores dificultades en estas materias. El objetivo del proyecto es mejorar el nivel lingüístico de los estudiantes y proporcionarles las competencias fundamentales para la sociedad malgache, necesarias para su futura inserción laboral.
El proyecto está dirigido a sesenta estudiantes de entre once y diecisiete años e involucra varios aspectos: el reclutamiento de profesores cualificados, que deberán tener experiencia en la enseñanza a estudiantes con dificultades lingüísticas y serán seleccionados por sus habilidades pedagógicas; clases de apoyo – cuatro horas a la semana durante diez semanas – en grupos pequeños, para personalizar el aprendizaje y promover las competencias comunicativas escritas y orales; la provisión de materiales didácticos apropiados, como libros de texto y cuadernos de ejercicios, así como audio y video para fomentar una competencia lingüística integral; y, por supuesto, un monitoreo constante y una evaluación final a través de pruebas regulares y procedimientos de acompañamiento educativo para medir la efectividad del programa.
Gracias al apoyo de muchos pequeños benefactores, los Hijos de Don Bosco esperan poder ofrecer a los jóvenes menos afortunados de Ankililoaka la oportunidad de construir un futuro más prometedor.
Para más información, visite el sitio: www.missionidonbosco.org