Con una intervención apasionada, el orador recordó que, a pesar de las innumerables opciones digitales actualmente disponibles en el mercado, en el centro de todo sigue estando el ser humano, y que, si la comunicación es capaz de conectar a las personas, puede trascender cualquier frontera de la mejor manera posible. El mejor modo de superar las fronteras, por lo tanto, es precisamente la comunicación, y esto se realiza concretamente en la vida real.
Los instrumentos digitales son aún herramientas, son los medios, mientras que el fin son las personas, subrayó una vez más, antes de ofrecer una premisa a tener en cuenta para evitar cualquier inmovilismo: “Cambiar es difícil, pero no cambiar es fatal”. Luego, retomando una frase de San Francisco de Sales, motivó aún más: “No os desaniméis en medio de las dificultades, los cambios son necesarios para crecer”.
Citando, posteriormente, algunos datos, observó que “Es increíble que pasemos en promedio siete horas conectados a un dispositivo, mirando una pantalla, cuando podríamos utilizar ese mismo tiempo para alcanzar a nuestro público y estar realmente ‘conectados con ellos’”.
Por último, antes de concluir, Stalman subrayó la fase prioritaria de la comunicación, que no es la expresión del contenido, sino la escucha, y reiteró la receta para establecer verdaderas relaciones: “Las personas quieren ser escuchadas, mientras vivimos la pandemia de la soledad; y es precisamente por esto que necesitamos aún más estar conectados”.