La fiesta salesiana contó con la participación de muchos Hijos de Don Bosco presentes en la Capital: aquellos activos en la comunidad anfitriona, así como en las comunidades romanas dependientes directamente del Rector Mayor; los salesianos de las casas más cercanas de la Circunscripción Italia-Central; los Inspectores participantes en el Curso de Orientación y Formación dedicado a ellos; e incluso el Rector Mayor Emérito, Don Pascual Chávez Villanueva.
La primera fase de la celebración fue litúrgica, con la Misa presidida por el Rector Mayor, Cardenal Ángel Fernández Artime, Arzobispo Titular de Ursona. “Nos encontramos juntos para celebrar un día que para nosotros es bello ante todo porque nos remite a nuestro fundador y padre, Don Bosco”, afirmó el X Sucesor de Don Bosco al inicio de su homilía.
Luego, centrado en el protagonista de la fiesta litúrgica, San Juan Bautista, estableció un paralelo entre la figura de este santo - protagonista de un proyecto especial de Dios - y la vida ordinaria de los presentes, en la cual, a menudo sin episodios evidentes, la Divina Providencia siempre está en acción. Del Bautista, el Arzobispo Titular de Ursona también recordó el celo pastoral y la claridad en afirmar la verdad, señalándolo como modelo para todos los Hijos de Don Bosco, hasta el “martirio diario de la fidelidad al Señor” que la vida a menudo requiere en el servicio a la misión y a los jóvenes.
Por esto, el Cardenal Á.F. Artime luego exhortó nuevamente: “¡No necesitamos la mediocridad!” y reiteró que los Salesianos están llamados a ser como la levadura que, en silencio, crece, fecunda y hace desarrollar lo bueno de la sociedad.
Al concluir, compartió lo que afirmó ser una convicción madurada en estos diez años como Rector Mayor: “Verdaderamente el Señor ha cuidado, con tanto amor, de nuestra Congregación. Y somos significativos no porque seamos fuertes, sino por los servicios que realizamos, por la comunión, por la fidelidad al Papa... El Señor nos ha guiado y nosotros hemos hecho lo que podíamos con nuestros medios”.
Y, por último, expresó su propia gratitud afirmando: “Gracias a Dios y a ustedes. Hace diez años, al momento de la nominación, no sabía ni siquiera decir ‘acepto’ en italiano, pero tenía confianza en el Señor y en el apoyo de mis hermanos. Y debo decir que nunca ha faltado la gracia del Señor, nunca me ha faltado el afecto sincero y bello de los hermanos, nunca me ha faltado el entusiasmo por la misión, viendo los milagros que el Señor, con Don Bosco y la mano de María Auxiliadora hacen todos los días en el mundo salesiano. ¡Que el Señor continúe bendiciendo nuestra Congregación!”.
Posteriormente, la fiesta continuó con la sesión propiamente celebrativa, durante la cual se celebraron los aniversarios:
50° de Profesión Religiosa
- Padre Jose Kuttianimattathil (24-05-1974)
- Padre Phuoc Thinh Nguyen (15-08-1974)
60° de Profesión Religiosa
- Hno. Severino Ferro (16-08-1964)
- Hno. Paolo Cappelletto (31-01-1964)
70° de Profesión Religiosa
- Hno. Tarcisio Gazzola (16-08-1954)
25° de Ordenación Sacerdotal
- Padre Alphonse Owoudou (11-07-1999)
- Padre Biju Michael (30-01-1999)
- Padre Gabriel Hector Romero (11-12-1999)
- Padte Ricardo Javier Campoli (11-12-1999)
50° de Ordenación Sacerdotal
- Padre Giuseppe Costa (26-10-1974)
75° de Ordenación Sacerdotal
- Padre Flavio Accornero (03-07-1949)
A todos ellos se les rindió homenaje primero con un breve video de felicitaciones, y luego con un tiempo reservado para cada uno para compartir sus reflexiones después de tantos años de servicio. Incluso Padre Accornero, de cien años, pudo hacerlo, enviando un video-mensaje desde Turín, al igual que el Hermano Paolo Cappelletto, quien también estaba imposibilitado de participar directamente por motivos de salud. Todos los jubilares presentes, además, recibieron una pergamino y un chal conmemorativo de manos del Rector Mayor.
La atención luego volvió al Rector Mayor para la última parte de la fiesta, durante la cual también en su honor se proyectó un video conmemorativo y su Vicario, el Padre Stefano Martoglio, le entregó tres regalos: en primer lugar, las llaves de la casa salesiana del Sagrado Corazón. “Con estas siempre podrás volver a la que será tu casa”, dijo al entregárselas, Don Martoglio; luego un cuadro proveniente de la Inspectoría de Brasil-Campo Grande, que representa al Rector Mayor junto a los indígenas Xavante y Bororo, como testimonio de su atención a la causa de los indígenas; finalmente, un crucifijo recibido de Don Chávez cuando era Rector Mayor, y parte del conjunto de regalos de los Rectores Mayores, como homenaje simbólico por su próximo servicio eclesial.
La noche de fiesta se completó luego con un momento de ágape fraternal, entre cantos y momentos de sincera fraternidad, en el jardín de la obra salesiana.
