“María es un lugar privilegiado en el que se manifiesta la Santísima Trinidad”, inició el Rector Mayor de los Salesianos de Don Bosco en la homilía, iluminando así el vínculo entre las dos fiestas. Durante la celebración, que contó con la participación de un gran número de fieles, el Cardenal Fernández Artime quiso subrayar la profunda devoción que la Familia Salesiana siente por María Auxiliadora, y remarcó el significado de su maternidad, por la cual nadie queda sin su ayuda o consuelo. Por esto, también señaló a María como modelo para educadores y padres, y por consiguiente, llamó a cada familia a la responsabilidad de educar en la fe a sus hijos.

Al término de la Misa, se llevó a cabo la procesión de la estatua de María Auxiliadora por las calles del barrio circundante a la Basílica, que concluyó con el regreso al templo y un festivo espectáculo pirotécnico.

“La procesión fue un momento de gran devoción y recogimiento, durante el cual los fieles rezaron a María por la paz, la familia y los jóvenes”, comentó el joven salesiano en formación Giovanni Rook. “Toda la celebración se vivió con gran participación por parte de la comunidad salesiana y de los fieles de la Basílica de San Juan Bosco, quienes aprovecharon la ocasión para reunirse alrededor del Rector Mayor, haciéndole sentir gratitud y apoyo por su nuevo ministerio”.

En definitiva, concluyó el joven salesiano, la visita del décimo sucesor de Don Bosco “fue un momento de alegría y de compartir, que reforzó los lazos de fraternidad y de fe dentro de la comunidad”.

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