RMG – Testimonios de vida de los salesianos ancianos: del “Corso Sorgente” habla el Padre Alfredo Boldori

29 Mayo 2024

(ANS – Roma) – En el “Corso Sorgente” organizado por el Sector para las Misiones de los Hijos de Don Bosco de edad avanzada y larga experiencia misionera, un momento central fue el denominado “compartir de mi vida vivida en misión”, en el que los participantes pudieron contar su vocación misionera, los desafíos vividos y las enseñanzas aprendidas en sus treinta, cuarenta o cincuenta años en misión. Para compartir con toda la Familia Salesiana estos preciosos testimonios, a partir de hoy ANS presentará los testimonios de estos salesianos “mayores”, como puntos de referencia y modelos también para el presente de la Congregación. Comenzamos, pues, con el Padre Alfredo Boldori, un italiano de setenta y cinco años, originario de la Provincia de Cremona, pero activo desde hace muchos años en la Inspectoría de Brasil-Recife (BRE).

“En un primer momento, fui a trabajar en las favelas, y después de estudiar Teología hice experiencia en el oratorio”, inició el Padre Boldori al contar su experiencia de vida salesiana misionera.

Después de una primera etapa en el oratorio de Jaboatão dos Guararapes, fue enviado a las escuelas profesionales, prestando servicio también en la de Bongi, “que era un punto de referencia” para la ciudad, aunque hoy ya no está activa. “En aquella época había más de ochocientos alumnos que asistían a los cursos de Mecánica, Gráfica, Carpintería, Panadería...” recordó el Padre Boldori.

“Después de este período – continuó – viví diecisiete años en Natal-Gramoré. No había nada. Nosotros comenzamos los cursos, empezando con los de panadería”. Estos diecisiete años fueron interrumpidos para desempeñarse, entre 1995 y 1998, como Ecónomo Inspectorial. Un período no exento de desafíos, porque el Inspector de la época, el Padre Valerio Breda, fue nombrado obispo y el Padre Boldori experimentó las dificultades de la soledad y casi “un sentido de abandono”.

Al mismo tiempo, el Padre Boldori nunca dejó de lado su compromiso tradicional como sacerdote: “Tengo una vasta experiencia de trabajos pastorales” puede decir hoy, sin pecar de soberbia. Y justamente gracias a este servicio, el misionero también recuperó energías y seguridades. “Actualmente, el Inspector me ha enviado a Juazeiro do Norte, como confesor. Son ocho horas al día de Confesiones, en un ochenta por ciento, jóvenes. No imaginaba que sería tan hermosa la experiencia en Juazeiro do Norte”. Y confiesa: “Estaba destruido, pero ahora me he recuperado gracias a las Confesiones”.

Juazeiro es una obra rica en actividades. Están el instituto “San Juan Bosco”, el “Horto do Padre Cícero”, la parroquia “Sagrado Corazón de Jesús”, la radio “FM Padre Cícero”, la Casa Museo de Padre Cícero, la casa de formación, nada menos que doce oratorios, el Movimiento Juvenil Salesiano y los grupos de la Asociación de María Auxiliadora y de los Salesianos Cooperadores.

Justamente la figura del Padre Cícero Romão Batista (1844-1934), a quien se le ha asignado recientemente la calificación póstuma de Salesiano Cooperador, es un elemento central para las actividades de la obra. De hecho, cada año acoge a más de un millón de peregrinos que llegan al santuario dedicado a él, recordando y homenajeando a este sacerdote que en vida estuvo casi excomulgado, pero por el que ahora se ha iniciado la causa de beatificación y canonización.

“También él, como Don Bosco, tuvo sueños/visiones y se dedicó a evangelizar al pueblo a través de la adoración eucarística, la Confesión y la entronización de los Sagrados Corazones de Jesús y de María – cuenta con fervor el Padre Boldori –. Además, estaba atento a lo social: pedía a la gente que plantara árboles, que hiciera cisternas para recoger el agua de lluvia, que acogiera a todos los peregrinos… Y cuando llegó la guerra allí, ayudó a liberar la ciudad. Luego, dado que quería ver crecer la ciudad con la educación, pidió que los salesianos vinieran a Juazeiro para educar a los jóvenes”.

En conclusión, el salesiano también entregó una enseñanza muy significativa, especialmente para el Sector de las Misiones: “Muchas veces no es fácil: cuando se llega a un contexto extranjero, uno puede sentirse desorientado, tener la tentación de dejarlo y también puede perder la vocación. Por eso es necesario hacer una preparación especial”.

InfoANS

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