En esta ocasión se presentará el volumen: Cantantibus organis. Il palinsesto decorativo della cripta di Santa Cecilia nelle catacombe di San Callisto. Studi e Restauro, (Cantantibus organis El palimpsesto decorativo de la cripta de Santa Cecilia en las catacumbas de San Calixto. Estudios y Restauración) a cargo de Barbara Mazzei, Gangemi editore, que recoge una serie de estudios introductorios sobre el contexto catacumbal y la secuencia de las intervenciones decorativas que se sucedieron desde el siglo IV hasta el siglo X en la pared de la cripta, y una sección dedicada a la intervención de restauración, con dos profundizaciones sobre las investigaciones analíticas que apoyaron las fases de conocimiento y de trabajo.
Se presentará, además, el video Cantantibus organis de Edoardo Mariani y Francesco Scognamiglio, producido por la Fondazione Paola Droghetti onlus, que ilustrará todas las fases de la intervención de restauración.
El palimpsesto decorativo se encuentra en la región más antigua de la catacumba, en el ambiente indicado como "Cripta de Santa Cecilia", es decir, el lugar de deposición de la santa.
En un pequeño nicho está representado Cristo Pantocrátor con nimbo crucífero, adornado con gemas. Al lado se encuentra la imagen de San Urbano, indicado por una leyenda vertical colocada a la izquierda de la imagen. Por encima de estas pinturas se encuentra un fresco, realizado sobre una capa que cubre un mosaico anterior, que representa a una figura femenina orante, que se considera una representación de Santa Cecilia.
Durante la restauración se han evidenciado varias fases decorativas que aquí se concentran, alternando la técnica del mosaico con la del fresco, demostrando cómo, a lo largo de los siglos, el lugar ha revestido una importancia particular.
Las Catacumbas de San Calixto son de las más grandes e importantes de Roma. Surgieron hacia mediados del siglo II y forman parte de un complejo cementerial que ocupa un área de quince hectáreas de terreno, con una red de galerías de casi veinte kilómetros de longitud, en varios niveles, y alcanzan una profundidad superior a los veinte metros. En ellas encontraron sepultura decenas de mártires, dieciséis pontífices y muchísimos cristianos.
Pío XI, que había conocido a Don Bosco y había intuido el bien que la Congregación Salesiana podría hacer a través de la acogida de los peregrinos y visitantes en este lugar tan importante para la Iglesia de los primeros siglos, decidió confiar la custodia de las Catacumbas de San Calixto a los Salesianos de Don Bosco en 1930.
Desde entonces, muchos salesianos han cuidado y continúan cuidando la acogida en las Catacumbas, y algunos de ellos descansan precisamente en un pequeño cementerio a la entrada del recinto. Hoy son dieciséis salesianos, provenientes literalmente de todo el mundo, quienes dan a conocer las Catacumbas, en todos los idiomas, a visitantes y peregrinos.