El programa de “Propiedad y Logística” de la Procura Misionera salesiana es posible gracias a la generosa asistencia de colaboradores gubernamentales y del sector privado, y tiene como objetivo maximizar el impacto de los programas y responder a las solicitudes de ayuda.
Millones de dólares en propiedades excedentes del gobierno de los Estados Unidos se utilizan gracias a un premio anual otorgado a la Procura Misionera salesiana por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), para el reembolso del transporte marítimo de envíos de ayuda humanitaria. Este premio permite a Salesian Missions, a través de su Oficina de Programas Internacionales, transportar cargas de ayuda humanitaria a costos bajos o nulos.
Como explicó el Padre Michael Conway, Director de Salesian Missions, la Procura mantiene activas diversas colaboraciones estratégicas con organizaciones que donan ayudas fundamentales como alimentos, agua, medicinas y suministros de vivienda para las organizaciones salesianas en todo el mundo.
“Estas asociaciones aseguran a los estudiantes de los programas salesianos el acceso a bienes de primera necesidad y a ayudas alimentarias que proporcionan comidas saludables y nutritivas, para que los jóvenes puedan concentrarse en sus estudios, recibir una educación adecuada y prosperar en sus comunidades”, afirmó el padre Conway.
Estas colaboraciones son fundamentales para los jóvenes pobres de las comunidades de todo el mundo. En 2023, más de mil seiscientos estudiantes de las escuelas secundarias Don Bosco de Ngozi y Buterere, en Burundi, tuvieron acceso a una mejor alimentación gracias a la colaboración con Rise Against Hunger. Además, otra remesa fue recibida por la Fundación Vincent, gestionada por los salesianos, en Haití, y distribuida a siete centros y escuelas salesianas. La donación tuvo un impacto en más de tres mil cien jóvenes.
Dorcilien Evens, de catorce años, es uno de los estudiantes que recibieron las comidas de Rise Against Hunger en Haití. Vive con sus padres y dos hermanas. Sus padres no tienen trabajo y es difícil encontrar comida. El joven se preocupa por sus hermanas y por sí mismo, y dice que puede ver el dolor en los ojos de su madre y de su padre, porque no pueden alimentar a sus hijos.
Dorcilien explicó: “Cuando llegué a la Fundación Vincent, mi vida cambió. Ya no me preocupo por la comida, porque recibo un plato caliente cada día y puedo comer hasta saciarme. A veces también puedo llevar algo para mis hermanas”. Sin esta comida, los estudiantes no pueden concentrarse en las aulas. “Llegamos a la escuela sin haber comido y tenemos dolor de estómago o de cabeza. Cuando comemos algo, estamos felices y podemos seguir mejor al maestro. Cuando vuelvo a casa, aunque no encuentre nada para comer, no me preocupo porque en la escuela ya me han dado algo sustancioso”, añadió.
Más de treinta mil voluntarios de la Familia Salesiana, entre religiosos y laicos, se dedican al cuidado de los jóvenes pobres y en riesgo, gracias a los programas activos en todo el mundo. Gracias a estos últimos, asisten a los jóvenes pobres y desfavorecidos a través de iniciativas para la educación (académica, comercial, agrícola) y de desarrollo de la fuerza laboral, ayudas de emergencia y humanitarias, apoyo a infraestructuras, iniciativas para el agua potable y servicios nutricionales y sanitarios.