La celebración asumió, como es tradición, las características de una verdadera fiesta comunitaria, no solo salesiana, sino también civil y social para todo el barrio y las zonas cercanas. Además del cardenal, la Misa fue concelebrada por el párroco de la basílica, el Padre Javier Ortiz, y otros párrocos de iglesias vecinas. También participaron las autoridades administrativas y militares locales, varios grupos de la Familia Salesiana, como las Hijas de María Auxiliadora, Exalumnos de Don Bosco, Salesianos Cooperadores, las Voluntarias de Don Bosco, y muchos grupos parroquiales. A cargo del servicio litúrgico estaban también los jóvenes salesianos en formación en la comunidad internacional para la formación teológica en Via della Bufalotta.

Ante los numerosos fieles, en la basílica adornada con flores y ornamentos en honor al Santo de los Jóvenes, el cardenal pronunció una homilía en la que destacó tres características de Don Bosco:

1. El realismo cristiano: ante el mal que avanza y está presente en el mundo de ayer y hoy, no se desanimó; solo a través de la educación se puede contener y vencer. "Ponte a enseñarles sobre la fealdad del pecado y la belleza de la virtud", como Jesús le había ordenado en el sueño de los nueve años.

2. La visión positiva: mientras otros veían a los jóvenes como un problema, Don Bosco veía su potencial y, con el método de la dulzura, los conquistó, se interesó por ellos y los amó.

3. El compromiso social: la caridad de Don Bosco llegó al punto de ofrecerles educación, la posibilidad de un trabajo, y construir un futuro para una sociedad más justa y fraterna. La formación profesional sigue siendo hoy el camino para devolver la dignidad a muchos jóvenes desilusionados y decepcionados por el mundo. La construcción de la paz y la justicia son horizontes por los cuales Don Bosco se comprometió y que sus hijos continúan realizando en ciento treinta y cinco países de todo el mundo.

"Fue una celebración sencilla, pero familiar, en la que se percibió claramente cuánto, a pesar de los años que nos separan de la figura de Don Bosco, él sigue siendo una persona que muchos sienten hoy viva y real en sus vidas", comentó el párroco, el Padre Ortiz. Al final, concluyó: "En la Misa, estaban todas las personas que realmente 'quieren bien a Don Bosco' y que, a doscientos años de su carismático Sueño de los Nueve Años, todavía se sienten atraídas por su acción y misión, de diversas maneras, para formar parte de ella".

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