Introducidos por la Profesora Maria Laura Giacobello, docente de Filosofía Moral en la Universidad de Messina, sus colegas Marianna Gensabella, Presidenta de la sección siciliana del Instituto Italiano de Bioética y profesora de Bioética, Giuseppe Lo Paro, profesor de Ecología, y el Padre Gianni Russo, director de "San Tommaso" y de la Escuela de Especialización en Bioética y Sexología afiliada, se detuvieron en los aspectos filosóficos, científicos y espirituales de una publicación que se abre a numerosos "cambios".
El trasfondo doctrinal, explicó Gensabella, es el mismo que el de Laudato si', "una ecología integral que no renuncia al papel central del ser humano, pero lo reconsidera radicalmente no como el dueño de la tierra, sino como su guardián, que la recibe como un regalo y la cuida con responsabilidad y amor". Desde la actualización de los datos científicos, la crítica contundente al paradigma tecnocrático y las ideologías subyacentes, hasta la denuncia de la política internacional, todo converge hacia una reconsideración de la crisis climática como un problema social y global, que no se puede resolver con meros remedios técnicos, sino que requiere un cambio cultural profundo, una verdadera conversión ecológica, tanto personal como colectiva.
Revisando los puntos fundamentales del documento, el Padre Russo destacó la urgencia del problema, ya abordado por los obispos de los Estados Unidos en 2019 y en el Sínodo sobre la Amazonía celebrado en Nairobi en 2022. Si bien no todas las catástrofes pueden atribuirse al cambio climático global, se ha demostrado que algunos cambios climáticos inducidos por el hombre han aumentado significativamente la probabilidad de eventos extremos más frecuentes y más intensos.
Por un lado, el paradigma tecnocrático y los posibles modelos de desarrollo tecnológico e inteligencia artificial presentan una perspectiva "sin límites", dijo el sacerdote. Por otro lado, existe la finitud de los recursos naturales que requiere la gestión por parte de organizaciones mundiales eficaces, con autoridad para garantizar el bien común mundial, la erradicación del hambre y la miseria, y la defensa segura de los derechos humanos fundamentales. "Lo que importa es recordar que no hay cambios duraderos sin cambios culturales y sin cambios en las personas". A Lo Paro se le encomendó la tarea de detenerse en los aspectos científicos de la publicación, incluida la terminología científica utilizada al hablar de la fragmentación y vulnerabilidad de los ecosistemas, la necesidad de corredores biológicos, la desertificación de los territorios, el mantenimiento de la biodiversidad natural y el uso de los recursos.
En particular, el profesor explicó que "se adquiere y refuerza uno de los fundamentos de la ecología en el cual los ambientes se consideran sistemas integrados e interconectados en los que los componentes abióticos y los cientos de miles de organismos biológicos, incluido el ser humano, desempeñan un papel esencial para la supervivencia mutua".