P. Ángel Fernández Artime, Rector Mayor, aterrizó en la tarde del sábado 02 de octubre en el aeropuerto de Ulaanbaatar, junto con su secretario, P. Horacio López y el P. Václav Klement, Consejero para la Región Asia Est-Oceanía.
La acogida no podría ser más festiva y solemne, de acuerdo con las tradiciones de Mongolia. En “Escuela Técnica Don Bosco” esperaban los Salesianos, las Hijas de María Auxiliadora, los Salesianos Cooperadores, Exalumnos y estudiantes y jóvenes, dirigidos por el P. Paul Leung, Superior de Mongolia. Oraron juntos y compartieron la mesa, para luego presentar por medio de actividades artísticas las coloridas tradiciones de la cultura de Mongolia.
Alrededor de las 10 de la mañana del domingo 03 de octubre partió a Darkhan, la segunda comunidad, a unos 250 kilómetros de distancia. La entrada a la casa salesiana por parte del Rector Mayor la realizó subido a un camello y acompañado por el padre Klement subido a otro camello.
Durante la misa el P. A. F. Artime apreció la sencillez y la fe genuina que encontró y animó a los fieles a trabajar en estrecha colaboración con los Salesianos, con las Hijas de María Auxiliadora, las Misioneras de la Caridad que viven con ellos. En el encuentro con los salesianos se dio un espacio para escuchar las experiencias de vida y la misión salesiana en Mongolia.
Al final del encuentro el Rector Mayor dejó algunas indicaciones:
- La importancia del testimonio personal de los salesianos con un estilo de vida en armonía con el Evangelio, que toca los corazones más que las palabras. Esta indicación está unido con el cuidado de la vida espiritual y el apoyo mutuo entre hermanos.
- La primacía de la hermandad y la comunión, incluso para discernir los pasos a seguir para la misión: la reflexión, la prudencia y el uso compartido de la visión y las estrategias.
- Para implantar el carisma salesiano se necesita una fuerte motivación carismática y que va unida al carácter intercultural e internacional de los hermanos y se debe mirar a partir de ahora, las generaciones de Salesianos que vendrán en el futuro.
Se impartió la bendición tradicional con leche y saludo para un viaje placentero: 'Huree, Huree, Huree'.
