El propósito de "Eduscopio" es proporcionar orientación a las familias que buscan una buena escuela para la formación y educación de sus hijos. Los datos proporcionados por la Fundación Agnelli no solo son una oportunidad para orientarse en el gran mar de ofertas educativas, sino que también son esperados con mucho interés por las propias escuelas para establecer el panorama de su "salud" y la del sistema educativo local.

Eduscopio 2023 (al igual que los años anteriores) es el resultado de una investigación exhaustiva que tiene como objetivo identificar el nivel de calidad de los institutos en función de los resultados obtenidos por los estudiantes en el año siguiente a la obtención de la madurez, ya sea que continúen sus estudios (lo que sucede principalmente con la educación secundaria) o que decidan buscar empleo en relación con su título (como sucede principalmente en la educación técnica).

Con respecto a la ciudad de Turín, al revisar los resultados de los años anteriores, en la cima de las diversas clasificaciones se repiten, con ligeras variaciones, más o menos los mismos institutos, las escuelas históricas por excelencia.

Sin embargo, este año, el análisis de Eduscopio reserva más de una sorpresa. De hecho, entre las escuelas secundarias identificadas en Turín como las mejores y liderando las clasificaciones en relación con el rendimiento universitario, se encuentran tres instituciones privadas: "Edoardo Agnelli" en la categoría científico tradicional, el instituto "Valsalice" para ciencias aplicadas, la antigua escuela magistral "María Auxiliadora" en ciencias humanas y, finalmente, el cuarto lugar corresponde al curso técnico-tecnológico de "Agnelli" en lo que respecta a la empleabilidad de los graduados.

Todas estas escuelas son de pertenencia salesiana, lo que demuestra que el sistema educativo de Don Bosco, con las adaptaciones inevitables realizadas a lo largo de los años para adecuarlo a nuestra realidad, sigue mostrando una vigorosa vitalidad.

Se pueden identificar dos razones principales para el éxito de las escuelas salesianas en Turín. En primer lugar, la capacidad de crear alrededor de la vida escolar una verdadera comunidad educativa que involucra a los padres y las múltiples oportunidades garantizadas por la "pedagogía del patio", que en la tradición salesiana siempre ha ocupado un lugar relevante. Los profesores, en general, no son solo profesionales competentes que conocen a fondo su materia y saben enseñarla de manera igualmente efectiva, sino también educadores que se ocupan de sus alumnos en términos de comportamiento, ejercicio de la voluntad, desarrollo del sentido moral y que, sobre todo, saben hablar con los padres no solo sobre el rendimiento académico de sus hijos.

Es necesario reconocer que las dimensiones reducidas de las escuelas privadas (una o máximo dos clases por cada curso), la estabilidad del cuerpo docente y la dirección facilitan la personalización de las intervenciones. Existe una amplia documentación que demuestra cómo el tamaño de las escuelas (y, por lo tanto, el anonimato que se experimenta en las megaescuelas) tiene repercusiones significativas en el rendimiento académico y en la calidad de la relación que se desarrolla en la cadena directiva/docente/alumno/familias.

En segundo lugar, en los institutos pertenecientes a congregaciones religiosas, la vida escolar está inspirada en un principio educativo unitario que, sin anular las sensibilidades de cada profesor, evita que cada docente simplemente desarrolle su programa independientemente del de sus colegas, evitando el fenómeno de que cada profesor "cante a su manera", lo que termina creando inevitable confusión en las clases.

Finalmente, no se debe subestimar, por una cuestión de objetividad, que las motivaciones de los padres a favor de la elección privada garantizan una población estudiantil menos diversa y quizás menos problemática que en las escuelas estatales, lo que favorece la calidad de los resultados. Agotada desde hace mucho tiempo la temporada de homogeneidad "elevada" de las escuelas privadas, hoy nos encontramos con una homogeneidad diferente, basada en una sensibilidad común y una preocupación educativa compartida por las familias.

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