“El continente de Asia es la madre de las grandes religiones: hinduismo, budismo, jainismo, Cristianismo, Islamismo, Judaísmo. Pero hoy en día la intolerancia religiosa, el veneno para la sociedad, se abre paso en muchos países como Bangladesh, Sri Lanka, China, India, Indonesia, Filipinas, Vietnam”, entre otros.
“En Myanmar - continúa el prelado - unos monjes con una parodia sobre las enseñanzas budista, han puesto bajo traición a los musulmanes. Estos movimientos se encuentran actualmente suspendidos, pero en el país todavía hay extremistas que promueven el odio religioso. Ellos han logrado hacer pasar cuatro leyes promulgadas contra las minorías que han penalizado el amor y la libertad de elegir una religión. Afortunadamente, el nuevo gobierno ha manejado la situación con sabiduría, silenciando a los extremistas”.
El cardenal señaló que la Iglesia en Myanmar, “promueve activamente la paz, el diálogo interreligioso y la plena cooperación en las actividades en la misión social”, recordando que, como afirma la declaración sobre Libertad religiosa Dignitatis humanae: “la persona tiene derecho a la libertad religiosa”, que incluye el derecho de culto, la práctica, la expresión y la enseñanza.
“La libertad religiosa - dijo el cardenal Bo - crea las condiciones para la democratización, para la paz, para el desarrollo y para el respeto de los derechos humanos”.
Continúan, mientras tanto, los esfuerzos por la paz en todo el país, en el que desde hace años se mantienen los brotes guerrilleros vinculados a las reivindicaciones de algunos grupos étnicos minoritarios. El gobierno de Myanmar considera que el proceso de paz se considera “máxima prioridad” y el general Aung Hlaing Min, comandante en jefe del ejército birmano, hizo un llamado a los grupos que aún no han depuesto las armas, para que firmen un alto el fuego a nivel nacional, antes de las conversaciones políticas: “insto a todos los grupos a participar en la implementación del alto el fuego, pensando en las generaciones futuras”, dijo.
Fuente: Agencia Fides