Por Peter Francipane
El oratorio de San Luis fue fundado oficialmente en agosto de 1847. La zona en la época de la fundación era la periferia del sur de la ciudad. A su alrededor habían casas pequeñas, tierra ociosa, cualquier iglesia, cientos de jóvenes que decidían buscar fortuna, todo esto sucedía durante la revolución industrial. En esta zona Don Bosco alquila a la Sra. Valienti una casa pequeña, un cobertizo y un patio. El establo se convierte en la capilla, el armario se convierte en sacristía, el patio trasero se convierte en un patio, el cobertijo se convierte en un teatro y en un aula de la escuela.
Hoy en día las funciones de oratoria no han cambiado mucho, a pesar de los grandes cambios que tuvieron lugar en la ciudad: el oratorio todavía tiende a atraer a muchos muchachos de la calle, ahora como entonces, aquellos muchachos que prueban suerte, la única diferencia es que en la mayoría de los casos es que provienen de países extranjeros. En el interior actualmente viven 15 muchachos, de diferentes nacionalidades, que comparten espacios reales de familia, pero sobre todo espacio afectivo y lazos duraderos.
También el oratorio ofrece varias actividades de apoyo escolar y oportunidades de participar en momentos de ocio a través de visitas guiadas, excursiones y varias actividades gracias a los voluntarios.
Otras actividades importantes incluyen el oratorio como “Escuela de vida”, la oportunidad de asistir a las actividades después de la escuela, el servicio de acompañamiento escuela-oratorio en marcha hacia la escuela materna y elemental, cursos de italiano para extranjeros, inglés e informática para todos los grupos de edades y nacionalidades. Sin olvidar que durante años el oratorio de San Luis realiza actividades Educativas en la calle y que lleva al oratorio en salida, a la calle, al parque, a las plazas más frecuentadas por los jóvenes.
Para todos aquellos que colaboran y que trabajan en el oratorio, sigue siendo válida la sugerencia de Don Bosco hacia el P. Juan Cagliero antes de irse a las misiones: “Haz todo aquello que puedas: Dios hará aquello que no podamos hacer”.