El Decreto comienza con la expresión "A la sombra de tus alas". Esta cita bíblica, presente en varios salmos y elegida por Monseñor Antônio De Almeida Lustosa como lema episcopal, ilustra bien la vida virtuosa del Siervo de Dios que, poniendo su confianza y refugio en Dios, vivió una intensa unión con Él, fuente de su incansable y fecunda acción pastoral.
Tras trazar brevemente las etapas de la vida del gran Arzobispo salesiano, el Decreto resume los pasos que acompañaron a la Causa de Beatificación: sobre la base de la fama de santidad, se celebró en la Curia Arzobispal de Fortaleza (Brasil), del 14 de agosto de 1993 al 14 de agosto de 2001, la Inquisitio Diocesana, cuya validez fue reconocida por el Dicasterio de las Causas de los Santos con el Decreto del 2 de mayo de 2003. Una vez preparada la Positio, fue sometida al examen de los Consultores Teólogos el 8 de noviembre de 2022. La Sesión Ordinaria de los Padres Cardenales y Obispos tuvo lugar el 20 de junio de 2023.
Estas palabras del Padre Pasquale Liberatore, Postulador General en aquel momento, en el 19º aniversario (1993) de la muerte del Siervo de Dios, expresan bien el perfil espiritual y pastoral del nuevo Venerable de la Iglesia: "Era un gran asceta (incluso por su aspecto exterior: "una cáscara aérea" se decía de su persona física), pero de una voluntad adamantina, que traducía el fuego que ardía en su interior. Gracias a su fisonomía interior, pudo realizar una obra excepcional, de la que quedan huellas en los más diversos campos: apasionado buscador de la verdad, estudioso serio, escritor y poeta, creador de muchas obras: el preseminario Cura d'Ars, el Instituto Cardenal Frings, el Hospital São José, el santuario de Nossa Senhora de Fátima, la emisora Assunção Cearense, la Casa do Menino Jesus, escuelas populares, círculos obreros, etc., y sobre todo - fue fundador de una congregación religiosa. Grande y sencillo a la vez, supo hacer convivir los múltiples compromisos del Obispo con el catecismo a los niños y - en los últimos años de su vida - aprendió lecciones de latín con la humilde colección de sellos. Pastor celoso, amó a su pueblo, no se separó nunca de su rebaño, sintió la urgencia de las vocaciones y llenó de ellas sus seminarios. En su corazón siempre permaneció salesiano. Se decía de él que era un "eterno salesiano". Ya "maestro de noviciado" desde su ordenación sacerdotal, siguió siendo durante toda su vida un forjador de almas al estilo salesiano. Un asceta, decía al principio. En realidad personificaba el lema que nos legó Don Bosco: trabajo y templanza. El secreto de su santidad hay que buscarlo en que aborrecía toda forma de mediocridad. Era un atleta del espíritu; quizá por eso nos gusta recordarlo "siempre en pie" (aunque en sus últimos años estuviera en una silla de ruedas). ¡Siempre de pie! También hoy. Como quien sigue dando una lección. La lección más difícil y más exigente: la de la santidad".
La versión oficial del decreto está disponible al final de la página, en italiano, inglés, español, francés y portugués.