En un tiempo en el que es difícil vivir las relaciones en presencia -por tantos compromisos cotidianos, la tecnología...- El verano de los muchachos 'Salesianos' en el Vaticano quiere construir un camino dirigido a redescubrir la belleza de la relación entre las personas, a formar a los más jóvenes para que reconozcan en el otro a un hermano, más allá de distancias o diferencias.
Y lo hace a través de sus herramientas tradicionales: juegos, talleres y momentos formativos, que en su conjunto forman un recorrido por las distintas esferas de la vida de un niño (familia, escuela, plaza, mundo), y en el que la encíclica del Papa Francisco Fratelli tutti (Hermanos todos) sirve de brújula para generar una fraternidad "contagiosa" entre las personas.
El tema de este año es, de hecho, "Bee Heroes - equipos de héroes", que, con un juego de palabras y una referencia al mundo de las abejas, invita a los chicos y chicas a reflexionar sobre cómo pueden cambiar sus actitudes y mentalidades para convertirse en héroes cotidianos de la fraternidad. "A través del juego en equipo, escuchando los consejos de famosos entrenadores, los chicos se enfrentan en el campo para ganar un gran reto: descubrirse como hermanos", explica el Padre Fontana.
En la edición de 2023 participan doscientos cincuenta jóvenes, divididos en tres grupos por edades: de cinco a siete años, de ocho a diez y de once a trece años. Les acompañan treinta y cinco animadores y cinco educadores salesianos (tres Salesianos de Don Bosco y dos Hijas de María Auxiliadora) en colaboración con la empresa "Play It", y la agencia de animación “Tutto in una Festa”, así como veinte jóvenes que han participado en el Verano Vaticano en años anteriores, pero que, siendo demasiado mayores para participar como "animadores", se han puesto a disposición para ser animadores asistentes.
Las actividades tienen lugar en el Aula Pablo VI y al aire libre, detrás de los Museos Vaticanos, donde hay piscinas y pistas de tenis, del 3 de julio al 4 de agosto. El día típico incluye una bienvenida y juegos en grupo, con desayuno para todos. Luego, se canta el himno con el que comienza la jornada, se reza y se presenta el programa. A las 10:00 comienzan las actividades deportivas, natación en la piscina y los talleres de arte. "Tenemos talleres en los que pueden crear algo con sus propias manos: un juego o un recuerdo que llevarse a casa. Intentamos que los niños desarrollen su creatividad con papel, pegamento y pinceles. Así descubren el reciclaje, las técnicas de pintura, el collage, la manipulación con masa de sal", prosigue Padre Fontana.
Después de comer, hay juegos y minitorneos a las 14:00, después de algunas actividades educativas, en las que cada día hay una historia nueva. "Por ejemplo, tuvimos un espectáculo de magos, mientras que en otra ocasión hubo expertos de la Academia del Helado, que explicaron cómo preparar el postre veraniego favorito de los niños", añade el salesiano.
A las 17:00 se ofrece una merienda y los niños comienzan a irse a casa, para cerrar las actividades a las 18:00.
El resumen de todas estas actividades típicamente salesianas, El Padre Fontana lo identifica en un cartel colocado cerca de la verja de entrada a las piscinas, donde en el frente dice “Estate Ragazzi”, pero detrás está indicado “Oratorio de verano”.
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