La agitación de los últimos días ha paralizado Kinshasa: las escuelas y las tiendas estaban cerradas, varios edificios saqueados, se interrumpió la circulación del transporte público y al final de los enfrentamientos murieron 17 personas: tres policías y 14 civiles, según fuentes consultadas por la Agencia Fides.
El motivo de las protestas de los numerosos manifestantes radica en el hecho de la falta de convocatoria a la elección presidencial por el actual Presidente de la República Democrática del Congo, Joseph Kabila, cuyo mandato expira el próximo 20 de diciembre. Ya que Kabila ha completado dos mandatos y no puede postularse para un tercer mandato, se teme que quiera permanecer en el poder aprovechándose de una sentencia de la Corte Constitucional según la cual a la espera del asentamiento del nuevo Jefe del Estado, el saliente permanece en funcionamiento - lo cual viola sin embargo las normas constitucionales en base a las cuales las elecciones deberían celebrarse dentro de los 90 días siguientes a la finalización del mandato.
En un comunicado emitido por la Conferencia Episcopal de la República Democrática del Congo (CENCO) los dirigentes del país anunciaron su retirada de la mesa de diálogo nacional convocado por el presidente a causa de las tensiones políticas internas, y han condicionado su retorno a la mesa de negociaciones a la "exclusión del actual Presidente de las próximas elecciones", que se deben organizar cuanto antes".
"La sangre de nuestros hermanos y hermanas inocentes derramada por el respeto de la Constitución nos interpela" declara el comunicado que no deja de condenar la violencia "venga de donde venga" e invita a todos los congoleños a sentirse "no enemigos, sino hermanos, compatriotas de un Estado que deben construir juntos ".