Los datos comunicados son muy interesantes: uno de cada tres refugiados se siente ahora parte de la comunidad en el país de acogida; pero casi el mismo porcentaje desearía regresar a Ucrania. Una cuarta parte de los encuestados sigue indecisa.
La mayoría de los encuestados no experimentó dificultades para viajar a la Unión Europea (UE) y dentro de ella. Por el contrario, la mayoría consideró que había recibido suficiente información sobre sus derechos y los servicios disponibles en virtud de la Directiva sobre protección temporal. En este sentido, un tercio de los encuestados solicitó asilo en el país de acogida, mientras que la gran mayoría solicitó protección temporal (aunque existen diferencias significativas entre los Estados miembros).
Seis de cada diez encuestados vivían en un alojamiento privado en el momento de responder a la encuesta. Más de la mitad tenía que pagar por ello, en parte o en su totalidad. Para muchos, el alojamiento dista mucho de ser ideal. Los refugiados se quejaban a menudo de la falta de intimidad, de tener que compartir la cocina o el baño con desconocidos. Muchos encuestados adultos con hijos a cargo vivían en alojamientos en los que sus hijos no tenían acceso a una habitación tranquila o separada donde pudieran estudiar.
Menos de la mitad de los que estaban estudiando justo antes de huir de Ucrania continuaron sus estudios en el país de acogida. La barrera del idioma es la razón principal. Cuatro de cada diez encuestados no han asistido a ningún curso de idiomas en el país de acogida desde su llegada. Casi dos tercios recurrieron a la enseñanza en línea impartida por escuelas o universidades ucranianas, o aprendieron por su cuenta utilizando materiales y otros medios procedentes de Ucrania.
Alrededor de dos tercios de los que tenían un trabajo remunerado en Ucrania antes del 24 de febrero de 2022 encontraron un empleo en el país de acogida. Sin embargo, dos tercios de los encuestados en edad laboral no tenían un trabajo remunerado en el momento de la encuesta. Los principales obstáculos para acceder a un empleo eran el escaso conocimiento del idioma del país de acogida y las responsabilidades de cuidado de personas, especialmente en el caso de las mujeres. Resulta especialmente preocupante que tres de cada diez encuestados hayan sufrido algún tipo de explotación en el trabajo.
Las cuestiones económicas preocupan a uno de cada dos encuestados -de dieciséis años o más-. Estos encuestados afirman que su familia tiene algunas o muchas dificultades para llegar a fin de mes en el país de acogida. Solo algo más de la cuarta parte de los encuestados adultos consiguen cubrir los gastos básicos diarios con su propio trabajo; y solo la mitad de los encuestados adultos dicen haber recibido ayuda económica de las autoridades desde su llegada.
Solo uno de cada tres encuestados se considera con buena o muy buena salud. Uno de cada dos encuestados afirma padecer enfermedades o problemas de salud de larga duración. Además, la mitad de los encuestados mayores de dieciséis años tuvo problemas para acceder a la atención sanitaria por dificultades lingüísticas o por no saber dónde ir o a quién dirigirse.
Uno de cada dos encuestados declaró que a menudo o siempre se había sentido decaído y deprimido desde que llegó al país de acogida. Sin embargo, aproximadamente dos tercios de los encuestados se sienten optimistas sobre el futuro. Uno de cada tres se siente parte de la comunidad del país de acogida. Este optimismo se debe a la elevada proporción de encuestados que han estado expuestos a experiencias traumáticas en Ucrania o la UE.
La mayoría de las personas que huyeron de Ucrania estuvieron expuestas a experiencias traumáticas, especialmente en Ucrania. Los incidentes en la UE quedaron en gran medida sin denunciar. En cualquier caso, solo alrededor de un tercio de los encuestados ha buscado asistencia médica o psicológica desde su llegada a la UE; y alrededor de una cuarta parte de este grupo no ha recibido la ayuda necesaria. También es preocupante que cerca de la mitad de los encuestados más jóvenes (entre doce y quince años) afirme tener dificultades para dormir y/o concentrarse, perder la confianza en sí mismos o sentirse vulnerables.
La muestra de la encuesta estaba compuesta en un 91% por mujeres. El desequilibrio de género refleja la infrarrepresentación de los hombres en la población objetivo, debido a que la ley marcial en Ucrania ha prohibido a la mayoría de los ciudadanos ucranianos de entre dieciocho y sesenta años viajar al extranjero. La edad media de la muestra es de cuarenta años, e incluye principalmente a personas en edad laboral (18-64).
El informe completo de la FRA puede descargarse al final de la página.