Millones de vidas cambiaron para siempre el 24 de febrero del año pasado. “Cuando empezaron los bombardeos también iniciaron los cortes de agua, de electricidad y de gas. No podíamos lavarnos y era difícil conseguir comida”, recuerda Boris, que huyó de Mariupol, “una ciudad que ya no existe porque está quemada y destruida”.
Los misioneros salesianos están, desde el primer momento al lado de la población, acompañando y albergando a la población refugiada en los países fronterizos, sin olvidar a los desplazados dentro de Ucrania. En los últimos meses, a los bombardeos se suma el invierno, con temperaturas por debajo de los 20 grados que han incrementado las dificultades.
Gracias a las ayudas recibidas, las escuelas salesianas de Lviv, Odesa y Kiev han logrado mantenerse abiertas y ofrecer educación a pesar de la situación de emergencia, con la construcción de refugios, ayuda en suministros de agua, luz y gas, apoyo psicológico a estudiantes, profesores y familia, además de ayudar con los costos escolares.
En conjunto, 66 entidades, organizaciones y comunidades de la Familia Salesiana de todos los continentes han apoyado más de cien proyectos, por un valor de ayuda superior a los 9,6 millones de euros. Los proyectos realizados se referieren a la construcción de albergues de emergencia (más de 230 mil euros), apoyo a refugiados en el exterior (más de 2,1 millones) y desplazados internos (más de 1 millón), programas educativos y actividades para niños y niñas (alrededor de 600 mil euros), el plan especial de emergencia para hacer frente al invierno (más de 1 millón), así como apoyos generales (ayudas monetarias a las comunidades implicadas, medicamentos de primera necesidad, vehículos, comedores de campaña, alimentos, ropa, tiendas de campaña, mantas, por un total de 3,5 millones) y otras ayudas específicas (alrededor de 1 millón) para gestionar una situación tan compleja.
La solidaridad internacional y el compromiso directo en la zona por parte de la Familia Salesiana, que comenzó hace un año, continúa hoy. “Queremos llevar la ayuda lo más cerca posible de la frontera, donde la mayoría de los pueblos han sido destruidos, las casas han sido quemadas y la gente vive en refugios. Necesitan ayuda”, dice el padre Józef Nuckowski, SDB, mientras conduce un convoy de ayuda recolectada gracias a la generosidad de la Familia Salesiana de todo el mundo. “Es gracias a ustedes que podemos conseguir esta ayuda hasta ahora” añade.
“Realmente todo fue destruido. Todos los edificios fueron atacados, nada quedó intacto", señala el padre Nuckowski con amargura cuando llega a Luch, no lejos de Kherson, en el sur de Ucrania.
“Hemos vivido toda la dureza de la guerra desde su inicio”, dice una de las 55 personas que aún viven en el pueblo, que fue campo de batalla entre los ejércitos ruso y ucraniano. "Solo esperemos que todo esto termine bien, que podamos reconstruir nuestro pueblo y vivir en paz".
