En esta ocasión, el Rector Mayor fue entrevistado por "Avvenire", quien recordó cómo "la misión de los salesianos es estar siempre cerca de los jóvenes".
El texto completo de la entrevista se reproduce a continuación.
“Durante casi nueve años, la mayor parte de los cuales los he pasado viajando por el mundo, visitando las misiones -comienza Ángel Fernández Artime- he podido palpar de primera mano el gran bien que hacen nuestros hermanos, junto con toda la Iglesia y con muchas personas de buena voluntad.
Lo digo sin triunfalismos: creo que hoy somos una congregación serena, que puede mirar al futuro con esperanza”. Algunos datos lo confirman. Actualmente hay 14.000 Salesianos de Don Bosco, presentes en 134 países, que pronto pasarán a ser 136. Hay entre 440 y 460 novicios que hacen su primera profesión cada año, con una relación "muy buena" equivalente a un joven en formación cada 4,2 salesianos.
El padre Ángel habla de la presencia de la Congregación en Ucrania tanto en la comunidad de rito latino como en la comunidad de rito greco-católico. En este año de guerra, dice, “nuestros salesianos en Ucrania son muy valientes, algunos de ellos siempre están en las fronteras y en el frente, trayendo medicinas y ayuda. No hemos perdido ningún salesiano, pero la realidad es muy dura. En noviembre pude ver las fotos de la primera línea de guerra: no me puedo imaginarme como en el siglo XXI se pueda causar tanto daño humano”.
El Rector Mayor menciona también la presencia discreta en China continental donde hay “algunos salesianos”, conocidos como tales por las autoridades, que ejercen una actividad profesional.
“Por ejemplo -precisa- tenemos un italiano que lleva años trabajando con leprosos y un excelente profesor de clásicos que vive en un campus universitario”.
Durante el encuentro también hubo espacio para temas especialmente sensibles, como del triste fenómeno de los abusos a menores. Padre Ángel es claro y neto: “Para nosotros que hemos prometido a Dios y públicamente dar la vida por el bien de los niños, incluso un solo caso de abuso es terrible. Por lo que se refiere a los salesianos, no dejamos que ningún caso que nos llega se quede durmiendo: inmediatamente se abre un juicio en el lugar donde sucedió para esclarecer. Luego se presenta el caso a las autoridades de Roma». Dicho esto, el rector mayor añade: «Es importante garantizar la justicia a las víctimas, pero si una persona es inocente, arrojarlo como carne de cañón al público es radicalmente injusto, porque su reputación ya no será la misma de antes. Creemos firmemente en la justicia que repara: necesitamos conocer a las víctimas, ver sus necesidades y cuáles son sus demandas de justicia”.
Interrogado sobre lo que el Papa Francisco define como "colonizaciones ideológicas" y sobre el tema del "género", el rector mayor de los Salesianos recordó que "lo más importante es el respeto a la persona". Estos temas delicados no pueden ser tratados de manera superficial. La persona es la realidad más sagrada que tenemos: la Iglesia debe ser capaz de misericordia, de escucha, de recepción, de comprensión, lo que no significa bendecir o justificar todo”.
Sobre la cuestión de cómo transmitir la fe a las generaciones más jóvenes, el padre Ángel Fernández Artime observa: "En comparación con la época de Don Bosco, todo ha cambiado, pero al mismo tiempo nada ha cambiado". Por eso, incluso en una sociedad profundamente diferente, como la de mediados del siglo XIX, "nuestro centro no cambia: una fe vivida en la transparencia, con declinaciones que, naturalmente, van cambiando de realidad en realidad". Sin caer en el proselitismo, que sería imposible en los países musulmanes e hindúes, pero sin renunciar a ofrecer el propio testimonio de fe.
«Lo importante –remarca– es que no nos avergoncemos de hacer propuestas. Entonces cada uno, según su propia libertad e interés, elige. Cuando pasa esto, me da mucha tranquilidad». Finalmente, el padre Ángel Fernández Artime subraya que la obra de los salesianos se desarrolla no sólo en el clásico oratorio sino también en otras formas, determinadas por la realidad. Con centros juveniles y escuelas, con hogares para niños de la calle y niñas explotadas sexualmente, en las 2.800 parroquias encomendadas a la Congregación, en 92 instituciones universitarias. Y subraya que en campamentos de refugiados como los de Kakuma en Kenia, Palabek en Uganda y Juba en Sudán del Sur: “trabajamos por la formación profesional de los jóvenes, para que no se queden allí sino que aprendan un oficio y lo antes posible pueden salir de esos campamentos.
Fuente: Avvenire
