El padre Ángel preguntó a cada uno de los presentes dónde y qué están estudiando actualmente. Después de escuchar la gran variedad de respuestas, recordó una conversación con los estudiantes de secundaria por la mañana e invitó a estudiar filosofía.
También dijo que se sentía feliz de que este grupo “tenga claros los sueños” para su futuro, y resaltó que haber sentido el carisma salesiano durante sus años escolares es una experiencia de vida que no se puede aprender en la universidad.
En sus viajes por el mundo, el Rector Mayor siempre se encuentra en donde va con los exalumnos salesianos y estos son entusiastas, creativos y muchos de ellos tienen como prioridad dar una oportunidad a los que llegan después.
Hablando de ellos, el 10º Sucesor de Don Bosco observó que son el futuro del carisma salesiano: millones de exalumnos que llevan en el corazón el carisma de Don Bosco y lo transmiten en su vida familiar y social, son el mejor resultado de la educación salesiana.
El padre Ángel reiteró el concepto de no cejar nunca en la difusión de los valores salesianos aprendidos en sus escuelas. Y luego les preguntó qué les ha dejado la educación salesiana. Sus respuestas paradigmáticas fueron:
- La educación es más que un salón de clases. Se trata de formar una familia.
- He creado amistades centradas en Jesús.
- Aprendí a entender diferentes tipos de personas.
- Aprendí a servir a los demás.
- Los jóvenes son fundamentales para la Iglesia.
- Soy hijo único. La Familia Salesiana me ha dado hermanos y hermanas
- La vida es dura y anhelamos la estabilidad. El ambiente salesiano es un lugar confortable que ofrece pilares para permanecer en equilibrio.
- Recibí una educación integral basada en la fe.
- No estoy solo en la vida: he encontrado una familia entre mis amigos salesianos
- Aprendí la alegría y la diversión salesiana, que aporto a mi trabajo con los niños.
El padre Ángel agradeció a los jóvenes haber compartido estas consideraciones, también los invitó a atesorar el clima de afecto entre maestros y alumnos propio de las escuelas salesianas, y los desafió a pensar a la vida con visión de futuro y profundidad.
Previó que tendrán éxito en los estudios, carreras y un futuro brillante. Pero agregó que hay temas medulares que la universidad no evaluará en ningún examen: la responsabilidad, la amabilidad, la humildad, la capacidad de escuchar, lo que significa ser humano. Estas son las cosas importantes de la vida e indican qué tipo de persona uno es.
“La vida nos pone a prueba en un modo que la universidad no puede, tan importante como lo que uno aprende en la universidad; la felicidad en la vida depende de estos factores”, resumió.
Como prueba de ello citó aquellos casos que él conoce, de empresarios que vienen a buscar a sus futuros empleados a los institutos salesianos, porque buscan a las mejores personas, no sólo a los mejores técnicos. Luego concluyó invitando a todos a cultivar la humanidad, a desarrollar su vida religiosa, a invertir en sus valores salesianos y humanos.
Cuando un salesiano le preguntó qué consejo les daría a estos jóvenes adultos, el padre Ángel instó a prestar atención a lo que es realmente importante, especialmente las relaciones con los demás y las disposiciones del corazón. Ser capaz de comunicar con los demás, agregó, es una señal de éxito; y el gran éxito de las escuelas salesianas es que allí los jóvenes experimentan comunicación, presencia y libertad.
P. Mike Mendl, SDB