Bavon, un chico de 14 años, es uno de los jóvenes que asisten al centro salesiano y por ello se beneficia de la donación de alimentos. Este joven que ha perdido a ambos padres, es recibido en el internado salesiano "Magone" y cursa el sexto grado de una escuela primaria cercana. Su sueño es convertirse en albañil.
Ante la llegada de este apoyo nutricional, Bavon expresó gran satisfacción: “Desde que comencé a comer, mi salud ha mejorado, gracias a las vitaminas que se encuentran en la comida. Me gusta comer con mis hermanos y hermanas de la comunidad, inmediatamente después de haberme descansado y relajado”.
Nicole Kasongo, coordinadora organizativa del centro, reflexionó sobre el valor y el impacto de las comidas a base de arroz para la comunidad. “Hay una estabilidad de los jóvenes en las casas de familia y en los centros salesianos, menos abandono de las clases, un mejoramiento de la salud de los jóvenes beneficiados, y más motivación y alegría por parte de los jóvenes”, dijo.
Los salesianos trabajan en la República Democrática del Congo desde hace más de 100 años, asegurándose de que los niños más vulnerables no sean olvidados. Las escuelas primarias y secundarias y los programas salesianos sientan las bases para un buen aprendizaje, mientras que los programas agrícolas y profesionales salesianos ofrecen a muchos jóvenes la oportunidad de un futuro estable y productivo.
A pesar de su gran riqueza de recursos y materias primas, la República Democrática del Congo sigue siendo una nación muy pobre. La mitad de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, con menos de 1 dólar al día, principalmente en comunidades rurales. Debido a las luchas y la violencia en curso dentro del país, más de 8,5 millones de personas necesitan asistencia humanitaria urgente; además, más de 4,1 millones de congoleños están desplazados y 620.000 han encontrado refugio en países vecinos; finalmente, más de 7,5 millones de personas no tienen alimentos suficientes.