La Positio tuvo como relator al hermano Szczepan Tadeusz Praśkiewicz OCD, como postulador al padre Pierluigi Cameroni, SDB y como colaboradora a la Dra. Mariafrancesca Oggianu.
Los elementos estructurales de la Positio presentan de manera articulada y profunda todo el aparato probatorio documental y testimonial sobre el martirio de los Siervos de Dios. O sea: una breve presentación del Relator; la Informatio super martyrio, es decir, la parte teológica en la que se demuestra el martirio material y formal de los Siervos de Dios; los dos Summariums con pruebas textuales y documentales; las últimas Jornadas y el aparato iconográfico.
Una vez entregada la Positio es examinada por los Consultores históricos, luego por los Teólogos. A continuación será estudiada por los Cardenales y Obispos del Dicasterio de las Causas de los Santos. Estas etapas articuladas de estudio y evaluación permitirán al Sumo Pontífice, si las aprueba, declarar al padre Giovanni Świerc y a sus ocho compañeros como "mártires" y luego proceder a la beatificación.
Estos nueve sacerdotes salesianos polacos se suman al número de asesinados por los nazis. Ellos son los Siervos de Dios P. Jan Świerc y los ocho compañeros: P. Ignacy Antonowicz, P. Karol Golda, P. Włodzimierz Szembek, P. Franciszek Harazim, P. Ludwik Mroczek, P. Ignacy Dobiasz, P. Kazimierz Wojciechowski y P. Franciszek Miśka.
En su labor de sacerdotes todos estos Siervos de Dios estaban comprometidos en Polonia con diversas actividades pastorales, de gobierno y de docencia. No tenían ninguna relación con las tensiones políticas que agitaron a Polonia durante la ocupación alemana durante la guerra. Sin embargo, fueron detenidos y martirizados in odium fidei por el mero hecho de ser sacerdotes católicos.
El 27 de junio de 1941 en el campo de concentración de Auschwitz las S.S., asesinaron al P. Jan Świerc, al P. Ignacy Dobiasz, al P. Franciszek Harazim y al P. Kazimierz Wojciechowski. Estos dos últimos Siervos de Dios, en concreto, fueron asesinados, uno al lado del otro, al mismo tiempo. En cambio, el Siervo de Dios P. Ignacy Antonowicz murió tres semanas después, o sea el 21 de julio de 1941, como consecuencia de los malos tratos sufridos aquel 27 de junio de 1941. El 5 de enero de 1942, el Siervo de Dios P. Ludwik Mroczek también murió en el campo de concentración de Auschwitz, por las torturas sufridas y las numerosas operaciones quirúrgicas que le hicieron. Unos meses después, el 14 de mayo de 1942, el padre Karol Golda fue fusilado en el mismo campo, acusado de haber administrado el sacramento de la confesión a dos soldados alemanes con el único fin de extorsionar -mediante engaños- importantes secretos del régimen nazi.
El 7 de septiembre de 1942 también murió en el campo de Auschwitz el Siervo de Dios Włodzimierz Szembek debido a los malos tratos que le causaron la muerte. Todos los Siervos de Dios mencionados pertenecían a la Inspectoría de San Jacinto de Cracovia. El Siervo de Dios padre Franciszek Miśka, perteneciente a la Inspectoría salesiana de San Adalberto de Piła, en cambio, murió en el campo de concentración de Dachau (Alemania) el 30 de mayo de 1942 tras malos tratos y torturas.
La fama de santidad y martirio de los Siervos de Dios don Jan Świerc y los Ocho Compañeros, aunque obstaculizada durante el período comunista, se difundió a partir de sus muertes y hoy sigue estando viva. Fueron considerados sacerdotes ejemplares, dedicados a la pastoral y a las obras de caridad, afables, siempre disponibles, interesados en dar en todo gloria sólo a Dios, por cuyo amor fueron fieles hasta derramar su sangre.