Cuando los refugiados ucranianos empezaron a llegar en gran número a Hungría, el padre Béla Ábrahám, director de la Casa Salesiana de Kazincbarcika, propuso registrar la casa salesiana como centro oficial de recepción y hospedaje reconocido por las autoridades competentes. Poco después, los salesianos empezaron a recoger víveres y electrodomésticos para preparar el alojamiento de los refugiados, y gacias a las generosas ofertas de varios benefactores pronto equiparon la casa con 3 lavadoras, 5 frigoríficos y 4 hornos microondas, y desde la primera mitad en abril pudieron comenzar a recibir refugiados.
“Estábamos contentos de poder ofrecer refugio a quienes lo necesitaban, ya que era algo que nunca antes habíamos hecho y sabíamos que ciertamente implicaría desafíos. Así, desde el principio la parroquia asumió la tarea de proporcionarles comidas calientes y nutritivas todos los días", explicó el padre Geza Nadudvari, secretario inspectorial de la Inspectoría "Santo Stefano Re" salesiano de Hungría (UNG).
De esta forma, cinco familias -integradas por mujeres y niños- llegaron a Hungría para unirse a sus maridos que emigraron al país aproximadamente un año antes del estallido de la guerra. La segunda ola de refugiados se produjo dos semanas después: tres madres ucranianas con dos hijos cada una pudieron encontrar alojamiento en el internado de la escuela Don Bosco: actualmente los alumnos alojados han sido trasladados al primer piso, mientras que el segundo y tercer piso han sido reservados a los refugiados.
De manera providencial muchas personas y organizaciones de buena voluntad se han unido para ayudar a estos refugiados: algunos brindan comida, dulces, ropa o juguetes, otros dan su tiempo y experiencia, ayudando con el papeleo o brindando asistencia médica o psicológica.
La mayoría de los refugiados hospedados por los salesianos están deseando regresar a Ucrania para retomar su vida, pero los que no podrán volver a sus casas -porque casi no hay adónde volver- tendrán que recomenzar una nueva vida en Hungría.
“La Familia Salesiana de Hungría seguirá ofreciendo todo el apoyo posible para ayudarlos a integrarse en nuestra sociedad y brindarles el calor de un nuevo hogar –agregó el padre Nadudvari -. Únase a nosotros en la oración al Espíritu Santo para que dé consuelo a quienes tanto están sufriendo en este tiempo de tribulación, y pidamos la intercesión de María Auxiliadora, nuestra Madre, para que encontremos en nuestros corazones una renovada caridad hacia los que se encuentran en necesidad”.