La plaza se llenó desde las primeras horas de la tarde con miles y miles de jóvenes que participaron en la peregrinación promovida por el Servicio Nacional de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) sobre el tema #Seguimi. En el evento, los jóvenes fueron entretenidos por invitados ilustres y cantantes por ellos conocidos; entretanto el entusiasmo se disparó alrededor de las 17:30 horas, cuando el Papa Francisco en "papamóvil" llegó a la plaza, haciendo un largo recorrido por los distintos sectores para saludar de cerca a la mayor cantidad de jóvenes posible.
Poco después el Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Card. Gualtiero Bassetti, inició el momento de oración con una meditación, a la que siguieron algunos testimonios de varios jóvenes en relación con el capítulo 21 del Evangelio de Juan, y en particular la página dedicada a la pesca milagrosa en el Mar de Galilea, tras una noche de inútiles intentos.
Después de escuchar atentamente todas las intervenciones, el Santo Padre tomó la palabra, hablando claro a los jóvenes, sin negar las dificultades: “Las nubes que oscurecen nuestro tiempo siguen siendo densas. Además de la pandemia, Europa vive una guerra terrible, mientras continúan las injusticias y la violencia en muchas regiones de la Tierra”.
El pasaje evangélico meditado por los muchachos y muchachas, comienza con las tinieblas de la noche. Los apóstoles, después de que Jesús ya ha resucitado, han vuelto a su vida normal de pescadores y no les faltan decepciones, como ver las redes vacías después de una noche de trabajo.
Algo que sucede también hoy en día, incluso a los jóvenes. Y el Papa identifica bien esta situación: “¡Qué decepción!, cuando ponemos tanta energía en hacer realidad nuestros sueños, cuando invertimos en tantas cosas -como los apóstoles- y no sale nada...".
Sin embargo, como sucedió con los apóstoles, también para los jóvenes existe al amanecer lla posibilidad de un encuentro con Jesús, que permite recuperar el cansancio y el tiempo perdido con abundantes frutos. Por eso el Papa invita a no tener miedo a la oscuridad de las tinieblas, a los propios límites, a las dificultades, y más bien nos exhorta a abrirnos. "¿A quién? Al padre, a la madre, al amigo, a la amiga, a la persona que nos pueda ayudar... No se desanimen: si tienen miedo, ¡pónganlo a la luz y les hará bien!”.
Luego les ha ofrecido algunos ejemplos para inspirarse de manera que tengan éxito como personas y como cristianos. De Juan, el discípulo más joven, "el olfato", esa intuición propia de los jóvenes que les hace entender antes las cosas; y de hecho Juan es el primero que reconoce al Señor en la orilla; de Pedro, coraje, lo que le lleva a tirarse al agua para llegar a Jesús.
Y, en los momentos de dificultad, el Pontífice se refiere al gesto muy humano de retornar para pedir ayuda a la madre, en particular a María, la Madre celestial. “Que Nuestra Señora, la madre que tenía casi vuestra edad cuando recibió el anuncio del ángel y quedó embarazada, les enseñe a decir: '¡Aquí estoy!'”, concluyó el Santo Padre.
El encuentro finalizó con la oración por la paz ante la imagen de Nuestra Señora “Salus Populi Romani”, la Profesión de Fe y la bendición final del Santo Padre. Al concluir, saludó a los jóvenes con un deseo pascual: “¡Que Jesús Resucitado, sea la fuerza de vuestra vida: vayan en paz y sean felices, todos ustedes: en paz y con alegría!”.
