El camino de Morobo en Yei está cerrado durante varios días. Las condiciones son dramáticas, debido a que el agua de las lluvias ha erosionado las carreteras en varios lugares y dentro de los arbustos se esconden los rebeldes que cometen las emboscadas a los viajeros, no solo para maltratarlos sino para robarles sus pertenencias. Al menos, durante los robos de los teléfonos celulares han restituido la tarjeta SIM, por lo que nadie podía informar de la presencia de los rebeldes en la zona.
El martes 02 de agosto los salesianos se vieron obligados a viajar para llevar a un joven salesiano que debía viajar. El joven clérigo tenía que llegar a Wei y viajar en avión a Yuba. Aunque conscientes de los riesgos, al no tener otra opción, dos salesianos, un laico y el conductor decidieron acompañarlo en auto. A mitad del camino fueron notificados por un auto que viajaba en sentido contrario de la presencia de los rebeldes y que les habían robado todas sus pertenencias.
Los salesianos decidieron continuar el viaje, no teniendo otra alternativa, y prepararon un viejo celular y algo de dinero para entregar en caso de emboscada. Se presentó la circunstancia tal como lo habían pensado. En el lugar indicado los viajeros encontraron a los rebeldes, a los uniformados y cada uno con un rifle AK-47. Tomaron el teléfono viejo, el dinero que los salesianos ya habían decidido sacrificar y pidieron continuar el viaje por necesidad del clérigo que tenía que viajar. Al final no permitieron continuar el viaje a Wei.
Los Salesianos deben agradecer a Dios por haberlos protegido: un par de horas más tarde en el mismo lugar una mujer y su conductor resultaron heridos porque el hombre había decidido regresar sin el permiso explícito de los rebeldes. Ambos se encuentran en Morobo hospitalizados.