Con una población de unos 2,6 millones de habitantes, Moldavia ha recibido a unas 350 mil personas, de las cuales 100 mil permanecieron en el país. Como precisó Nicolae Popescu, ministro de Relaciones Exteriores de la pequeña república, esto significa un aumento del 4% en la población total de la nación.
En estos momentos, la casa salesiana de Chișinău se ha transformado en un albergue para refugiados. Todos los días recibe y ayuda a quienes están en tránsito con el objetivo de llegar a otras naciones, ofreciéndoles cobijo: un lugar donde dormir, alimentación, ayuda sanitaria, apoyo psicológico y espiritual...
La obra, iniciada en 2005 y erigida en 2007, pertenece a la Inspectoría de Italia Nord-Este (INE), que la apoya enviando cada semana a un grupo de voluntarios desde Italia para ayudar en las actividades de recepción. Hasta la fecha ya han partido cuatro grupos de jóvenes voluntarios.
“Pudimos ayudar un poco aquí, no es fácil recibir a las personas que huyen de Ucrania, hemos visto que no solo son ucranianos, sino personas de muchas nacionalidades –indica el padre Corneliu Gabor, salesiano rumano, destinado habitualmente en Verona-. Gracias a este oratorio, muchos ciudadanos moldavos, y muchas personas llegaron con el miedo dibujado en el rostro, aquí encontraron un poco de serenidad, o al menos una sonrisa. Y también me llamó la atención el hecho de un número de los mismos refugiados empiezan a colaborar, a servirles también a los que recién llegan”.
Además de ofrecer ayuda de emergencia, la casa salesiana pone a disposición de los refugiados su carisma y los recursos propios que los caracterizan en favor de los prófugos. Y el efecto se ve claramente cuando, por ejemplo, los niños y jóvenes que acaban de llegar, antes incluso de acudir a los puntos dedicados para comer, corren y juegan en los patios con sus compañeros, para recuperar un poco de normalidad, algo de su derecho a ser niños, y a no ser catapultados en la guerra querida por los adultos.
El compromiso solidario de los Salesianos de Chișinău no dejó indiferente a los medios de comunicación locales: de hecho varios videos fueron difundidos en los telediarios nacionales como testimonio del hospedaje ofrecido por los Hijos de Don Bosco. Incluso el embajador de Italia en Moldavia, Lorenzo Tomassoni, y la viceministra italiana de Infraestructuras Sostenibles y Movilidad, Teresa Bellanova, visitaron el lunes 28 de marzo la casa salesiana.
“Quiero agradecer a los amigos y a la gran organización que encontré aquí en el centro Don Bosco: una bienvenida humana, sincera, abierta, desinteresada y con mucho amor al prójimo. ¡En estos momentos de angustia, me hicieron recuperar la esperanza!”. Este es el testimonio de un refugiado que escapó de Odessa y se dirigía a Italia.