La peculiaridad de este itinerario formativo es la presencia conjunta de consagrados y personas comprometidas en la animación de las casas salesianas del sur de Italia: una forma de concretar la corresponsabilidad por la misión, en los ámbitos pastoral, educativo y salesiano.
La llamada a ser rostro vivo de Don Bosco para la juventud del sur de Italia se convierte, para cada uno de los participantes, en una opción vocacional de valor inestimable. Los salesianos optan por actualizarse con una actitud de formación permanente y los laicos se comprometen a dar apoyo a sus propias obras de pertenencia en la coordinación y en la participación, en los sectores y actividades.
Tras los comentarios positivos del primer año, para este ciclo anual están previstos 3 fines de semana de formación online y 2 fines de semana de formación presencial. Al final de este itinerario, se pide a los participantes que presenten elaboraciones personales o de los grupos de origen.
Los contenidos de la formación se desarrollan sobre tres ejes principales: eclesial, pedagógico y salesiano. El hilo que los une parte de una reflexión sobre el amor bondadoso, vinculado a la educación, las emociones y el deseo, y una lectura de la Carta de Roma poniendo el foco en la relación educativa. Se incluyen en el proyecto laboratorios de gestión de liderazgo compartido y dinámicas de grupo.
Para los fines de semana en presencia, se reservan los temas relacionados con la Pastoral Juvenil Salesiana, la doctrina sociopolítica de la Iglesia y la encíclica Evangelii gaudium, tanto a nivel de talleres como puramente de contenido. El camino de este segundo año finaliza con una reflexión compartida y participativa del proceso sinodal sobre los jóvenes.
“El tema pastoral 2021-2022 resume perfectamente lo que nuestros corazones están experimentando al comienzo de este segundo año: 'Haz todo por amor, nada por fuerza' - señalan Marco y Francesca, dos de los participantes en el curso -. San Francisco de Sales nos recuerda lo importante que es poner corazón, pasión y bondad en nuestras acciones, sin sentirse coaccionados, sino llamados. Esta formación de dos años nos ha hecho profundamente conscientes de nuestro servicio, dándonos más herramientas, para estar en comunión y en un clima de corresponsabilidad y familiaridad con la comunidad salesiana”.
“Hay un momento, en el camino dentro de nuestros ambientes, sectores, grupos y asociaciones, en que hay que dar valor concreto a la experiencia salesiana en la vida, ensuciándose las manos y poniéndonos en juego: para nosotros, empeñarnos con constancia en este camino significa decir sí a ser parte del proyecto de Dios en la realidad salesiana, integrándonos armoniosamente a nuestra vida familiar”, concluyen Marco y Francesca.