Akash Bashir, de nacionalidad pakistaní, se sacrificó el 15 de marzo de 2015 para evitar que un terrorista suicida causara una masacre dentro de la iglesia de St. John en Youhanabad, el barrio cristiano de Lahore, Pakistán. Akash Bashir tenía 20 años, había estudiado en el Instituto Técnico Don Bosco de Lahore y se había convertido en voluntario de seguridad.
Aquel trágico 15 de marzo, como todos los domingos, estaba tomando su turno. En concreto, estaba a cargo de supervisar la seguridad en la entrada de la iglesia de St. John. Mientras estaba de servicio le llegó la noticia de que la Iglesia de Cristo, un templo anglicano ubicada a 500 metros de distancia, había sido atacado por unos atentadores. Akash trató de poner en seguridad el área anterior de la iglesia de St. John cuando vio a un hombre corriendo hacia el edificio. Era un terrorista, empeñado en llevar a cabo una nueva masacre. Akash lo enfrentó, tratando de bloquearlo. El hombre lo amenazó, declarando que tenía una bomba consigo, pero el joven no se dejó intimidar y lo abrazó bloqueándolo para evitar que entrara a la iglesia. El atacante se inmoló, matando a Akash y a otros dos. Con su sacrificio, el joven salesiano salvó la vida de más de cien personas.
“La historia de la Iglesia está fuertemente marcada por muchas mujeres y hombres que con su fe, su caridad y su vida han sido como faros que han iluminado y siguen iluminando a muchas generaciones a lo largo del tiempo”, escribió en el 2019 el Rector Mayor, padre Ángel Fernández Artime. Para los cristianos de Youhanabad, para la Iglesia de Dios en Pakistán y para toda la Familia Salesiana, Akash, con su gran fe, es precisamente eso: un faro, un ejemplo a seguir. Muchos acuden a su tumba para orar y pedir intercesión.
Su valiente acto sigue inspirando a los católicos pakistaníes hoy en su camino diario y los motiva a no desanimarse ante los muchos desafíos y persecuciones que aún deben enfrentar. El brillante ejemplo de Akash Bashir, exalumno salesiano, sigue difundiéndose por el mundo. Encarnó la palabra de Jesús: "Nadie tiene un amor más grande que esto: dar la vida por sus amigos" (Jn 15,13).