La Escuela cuenta con 17 participantes de Italia, Perú, Portugal, Etiopía, República Democrática del Congo, Eslovenia, Guinea Ecuatorial, Angola, Siria, Croacia y Ecuador. El equipo está formado por el padre Ivo Coelho, Consejero general para la Formación, el padre Silvio Roggia, el padre Francisco Santos Montero, el salesiano coadjutor Raymond Callo y otras ocho personas.
Los cuatro primeros días de la Escuela de Acompañamiento Salesiano se realizaron en Valdocco y desde ahora hasta el 17 de septiembre serán en el Colle Don Bosco. En las últimas semanas se han realizado visitas a la iglesia de San Francisco de Asís y al internado eclesiástico, a la Casa Museo Don Bosco, y como ya indicado al Santuario de Sant’Ignazio Sopra Lanzo.
La segunda parte de esta Escuela de Acompañamiento Salesiano comenzó ayer en el Colle con un retiro guiado de 8 días. Luego habrá otras aportaciones salesianas: visitas a los lugares de Don Bosco, por el Colle y sus alrededores, con momentos de reflexión y de compartir, encuentros de formación en dirección espiritual y habilidades afines como la escucha.
La Escuela de Acompañamiento Salesiano es una formación experiencial. Siguiendo la experiencia y la práctica apostólica de Don Bosco, ayuda a los participantes a tomar conciencia de sí mismos, a crecer como personas y salesianos, a aprender a estar atentos a los demás y a ayudarlos a crecer en su vocación.
El director de esta Escuela Salesiana de Acompañamiento es el Salesiano Coadjutor, Raymond Callo, que forma parte del Departamento de Formación. Ha realizado una formación en acompañamiento espiritual y tiene mucha experiencia en la orientación de candidatos y religiosos, incluidos los salesianos. Pertenece a la inspectoría FIS.
Es interesante saber que, como preparación, se pidió a cada participante que respondiera un cuestionario y que leyera algunos libros: entre ellos, uno de William A. Barry y William J. Connolly sobre "La práctica de la dirección espiritual" y otro de Buccellati (Notas para una historia espiritual del sac. Giò Bosco). Como condición, se supone que cada participante tenga una experiencia continua de acompañamiento espiritual: no solo dando, sino también recibiendo acompañamiento espiritual.
El santuario visitado por los participantes de la Escuela jugó un papel muy importante en la vida y el ministerio de Don Bosco. En efecto, fue precisamente aquí donde Don Bosco concibió la idea de fundar una congregación religiosa (MB III, 536-37). La visita al Santuario forma parte, por tanto, del itinerario formativo de los participantes en la Escuela de Acompañamiento.
La primera vez que Don Bosco hizo los Ejercicios Espirituales en Sant’Ignazio Sopra Lanzo fue en 1842, al finalizar su primer año en el Internado Eclesiástico, según el Reglamento del Patronato. Continuó regresando allí durante más de 30 años, incluso cuando, en 1866, la joven Congregación Salesiana comenzó a hacer sus Ejercicios Espirituales en Trofarello. Se detuvo recién en 1874, cuando el santuario pasó a ser objeto de una nueva administración y Don Bosco se dio cuenta de que ya no era bienvenido.
El santuario está ahora a una hora en coche de Turín. Don Bosco, sin embargo, hizo a pié todo el camino, partiendo de Valdocco a las 3 de la mañana y llegando un poco antes del almuerzo; y esto no sólo para sus propios Ejercicios espirituales, sino también cada vez que Cafasso le pedía que le dé una mano para los Ejercicios dados al clero y a los laicos (MB II, 142; III, 536-37).
La visita al santuario que realizan los cohermanos que participan en la Escuela de Acompañamiento Salesiano es parte del método adoptado. La visita fue precedida, de hecho, por una intervención de Giuseppe Buccellato sobre los Ejercicios espirituales en la vida y ministerio de Don Bosco. En el propio santuario, después de una breve visita, hubo un tiempo de reflexión, oración y para compartir en grupo.
El hermoso y evocador santuario de Sant’Ignazio Sopra Lanzo es un poderoso símbolo de lo que los Ejercicios Espirituales representaron en la vida y ministerio de San Juan Bosco. Él mismo hacía los Ejercicios todos los años, en la forma ignaciano-alfonsiana predominante en el internado. Por lo tanto, ofreció la experiencia a sus "niños de la calle" ya en 1847, en el segundo año de su estancia en la Casa Pinardi. Además la predicación de los Ejercicios Espirituales fue uno de los cinco objetivos declarados de la Congregación Salesiana hasta el Capítulo General Especial de 1971.