“Nuestro deseo de conversión se renueva en el retiro mensual y en los ejercicios espirituales de cada año. Es un tiempo de recuperación espiritual que Don Bosco considera parte fundamental y síntesis de todas las prácticas de piedad. (...) Estos momentos de gracia dan a nuestro espíritu una profunda unidad en el Señor Jesús y mantienen viva la expectativa de su regreso”, dice el art. 91 de las Constituciones Salesianas.
Es precisamente en este espíritu que los miembros del Consejo General de la Congregación Salesiana se reunieron durante una semana, tomando un descanso del trabajo de la sesión plenaria de verano, para así recargarse de espiritualidad, fraternidad y humanidad.
Los días en Vallombrosa estuvieron marcados por momentos de oración, escucha atenta a la prédica del padre Bartolomé, silencio para la reflexión individual, la Eucaristía y el compartir.
Las once meditaciones que llenaron los diferentes días iban desde el reconocimiento de la propia naturaleza como seres humanos pecadores hasta el escuchar la llamada de Jesús, asumiendo la opción de seguirlo a toda costa, confiando en María como maestra del discernimiento espiritual.
El programa de las diferentes jornadas, aunque caracterizado por la regularidad en las actividades y horarios, ha dejado sin embargo espacio para algunos momentos especiales, como: la jornada penitencial del miércoles 30 de junio; el día individual del "desierto", el jueves 1 de julio; y el compartir gozoso del sábado 3, con una visita a la ciudad medieval de Siena, antes de regresar a Roma.
Inmersos en la naturaleza, en un entorno de larga historia, rico en belleza y silencio, el Rector Mayor y los demás miembros del Consejo General pudieron vivir así una semana de discernimiento de la voluntad de Dios, de plena comunión y servicio mutuo, que seguramente beneficia también por sus funciones de animación a la Congregación y a la Familia Salesiana.