Procedente de Bohemia del Norte, en el llamado territorio de los Sudetes, de madre alemana, el padre Benno hablaba checo y alemán con fluidez. Conoció cuando era niño a los salesianos, en la época de la persecución de la Iglesia católica (1948-1989), en su ciudad natal, Osek y luego en la década de 1960, prosiguió su vocación cuando se trasladó a Praga, donde algunos salesianos habían permanecido presentes en clandestinidad, haciendo trabajos manuales.
El padre Benno fue ordenado en 1972 de manera clandestina y en el extranjero, en Polonia, con la imposición de manos y la oración consagratoria realizada por el arzobispo de Poznan, Mons. Antonio Baraniak. Desde 1973 hasta 1992, durante los años de la llamada normalización en la entonces Checoslovaquia, el padre Benes ocupó el cargo de Vicario Provincial. Durante este período de persecución de la Iglesia católica y sus miembros, organizó estructuras salesianas clandestinas, dinamizó la pastoral juvenil, especialmente a través de actividades los fines de semana y vacaciones de verano, y se ocupó del crecimiento de las vocaciones espirituales en la Familia Salesiana.
De esta manera, al final del totalitarismo comunista, los salesianos eran unos 200, las Hijas de María Auxiliadora 35, los Salesianos Cooperadores 400 y 70 las Voluntarias de Don Bosco.
La cosecha de su obra de animación y gobierno después de la "Revolución de Terciopelo" de noviembre de 1989 fue grande: con el padre Benes Inspector, los Salesianos de la República Checa fundaron en Praga el Instituto de Teología y Pedagogía Social "Jabok", la casa editora salesiana “Portal” y varios nuevos centros juveniles en Ceske Budejovice, Plzen, Teplice; además, pudieron regresar a las casas que habían construido antes de la Guerra Mundial, en las ciudades de Praga, Pardubice, Ostrava y Brno.
“El recuerdo de don Benno Benes quedará grabado con letras de oro en el corazón de la Familia Salesiana Checa”, concluye el padre Zdenek Jancarik, Director del Boletín Salesiano Checo.