Los cursos son parte del proyecto europeo "Pathways", de dos años de duración, liderado a la Cruz Roja Italiana y con la participación de otras siete organizaciones de Italia, Grecia y Reino Unido, en primera línea en el ámbito de la migración y asistencia a migrantes víctimas reales o presuntas de trata.
Después de un mes de lecciones teóricas y laboratorios de cocina, pastelería y limpieza en el centro salesiano de San Benigno Canavese, en las afueras de Turín, las muchachas pudieron realizar una pasantía de 60 horas y posteriormente, una pasantía orientada a la inserción laboral durante seis meses.
"Cindy se encarga de batir las claras" dice Daniela Gilardo, la docente del curso que todos llaman "maestra", porque Cindy no solo crea un producto perfecto, sino que lo hace cantando y bailando. El buen humor se esparce por la cocina del centro de San Benigno, donde, al final del curso, se repasan las recetas y pasajes y se memorizan los nombres más difíciles de los ingredientes. La maestra reescribe las dosis para la masa en la pizarra, las jóvenes toman notas, memorizan y, sobre todo, practican en la cocina.
“Aprendí a cocinar muchas cosas: fideos, pizza y tartas saladas”, dice Siddhi, nigeriana de 42 años, que vive en Italia desde hace muchos años. “Disfruto haciendo pan en casa, ya no lo compro más y a mis hijos les encanta”. Es difícil dejar atrás un pasado como el que vivió Siddhi, y más aún contarlo. “Llegué a Italia de niña y no me di cuenta de lo que pasaba a mi alrededor…” Esta mujer de sonrisa contagiosa prefiere mirar hacia adelante y confiar en un trabajo en las hornillas, después de la pasantía. Y tal vez, quién sabe, algún día incluso abra su propio restaurante.
“Es imposible olvidar por lo que pasé pero participar en este curso es una distracción y al mismo tiempo una esperanza”, confía Ritha, madre de un niño de seis años, también de Nigeria y que también llegó a Italia cuando aún era una niña.
“Una empresa de limpieza, un restaurante o un hotel. Me encantaría trabajar en el sector después de este curso. A pesar de todo el dolor, la vida sigue y tener a mi lado gente que me dice 'puedes hacerlo' me da fuerza”.
El deseo de Ritha es también ayudar, con su ejemplo, a muchas chicas que están viviendo lo que ella sufrió años atrás.
