El Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF, en inglés), ha decidido celebrar en septiembre elecciones generales en la región, las que el gobierno central había decidido posponer debido a la pandemia. El gobierno central de Addis Abeba, encabezado por Abiy Ahmed, consideró ilegal el acto y así el 4 de noviembre, en respuesta al ataque sufrido desde una base militar -dice el gobierno central- declaró la guerra al gobierno regional de Tigrinya, en el norte del país. El conflicto también ha adquirido una dimensión internacional por la crisis de refugiados que está generando y por el lanzamiento de un misil desde Tigray hacia la capital de Eritrea, Asmara.
La situación de violencia en el norte del país se suma a las consecuencias de la pandemia: las plagas de las langostas y las inundaciones que este año han dañado muchas zonas de Etiopía. “Estamos viviendo un momento muy difícil. La cuarentena ha hecho sufrir a muchas personas por la falta de alimentos y suministros médicos ... y ahora que las escuelas reabrían sus puertas, el conflicto entre el gobierno federal y el de la región de Tigray está complicando la supervivencia de las personas y obligando muchos a huir a Sudán”, explica el salesiano que coordina la Oficina de Planificación y Desarrollo local, (PDO, en inglés).
La preocupación internacional ahora se centra en la situación del medio millón de personas que viven en la capital de Tigray, Macalle, en el número no definido de víctimas ya causadas en los enfrentamientos, pero también en las más de 200.000 personas que podrían cruzar las fronteras de Sudán en los próximos días. Las Naciones Unidas estima que cientos de miles de menores pueden necesitar ayuda humanitaria en esta región etíope, debido a la falta de electricidad, combustible, alimentos, agua y la interrupción de todo tipo de conexiones y comunicaciones.
En el país hay 14 presencias salesianas, de las cuales cuatro están en la región del conflicto. En estas cuatro casas salesianas trabajan 25 hijos espirituales de Don Bosco, que atienden directamente a más de 5.000 niños y jóvenes sin olvidar a miles de familias que ayudan y acompañan, directa o indirectamente.
“No tenemos comunicación con nuestras cuatro comunidades del norte. No conocemos su situación y estamos muy preocupados ”, añade el salesiano encargado de la PDO.
Los salesianos de la casa "Niños Don Bosco" en Addis Abeba también expresan su preocupación. “Les pedimos que recen para que prevalezca el sentido común y para que los responsables lleguen a un acuerdo pacífico. Ya se ha derramado mucha sangre en vano y demasiada gente ha tenido que dejar todo y huir a Sudán como refugiados”, explican.