“Como cristianos es nuestra responsabilidad abrir un diálogo con los fieles de otras tradiciones religiosas", explican en el Consejo Ecuménico de las Iglesias. "Este llamado nace de la convicción de que recorrer este camino juntos es un factor de gran importancia”, añaden.
El punto de partida del texto es el reconocimiento del actual contexto de la pandemia como una ocasión para descubrir nuevas formas de solidaridad y para pensar de manera diversa un mundo postcovid-19.
Los contenidos de este llamado conjunto están en un breve documento de 24 páginas, dividido en cinco partes: análisis de la crisis actual (los tiempos de la pandemia son leídos con ojos evangélicos), la solidaridad apoyada por la esperanza, las bases para la solidaridad interreligiosa, principios y recomendaciones finales.
Los principios comunes que se evidencian son:
- humildad y vulnerabilidad;
- respeto por cada persona en particular;
- comunidad, compasión y bien común;
- diálogo y enseñanza recíproca;
- arrepentimiento y reconocimiento de las propias culpas;
- gratitud y generosidad;
- el amor: estamos llamados a mostrar el rostro de Dios-amor.
En el documento se evidencia que todos los cristianos “están invitados a servir al prójimo”, con algunas recomendaciones específicas:
- encontrar el modo de dar testimonio del sufrimiento;
- promover una cultura de la inclusión que considere la diferencia como un don de Dios;
- cultivar la solidaridad, a través de la espiritualidad;
- ampliar la formación del clero, de las comunidades religiosas, de los laicos y de los operadores pastorales;
- involucrar y apoyar los jóvenes, cuyo idealismo y energía pueden ser un antídoto al cinismo, para intentar curar el mundo herido del que somos parte;
- crear espacios de diálogo;
- volver a pensar los proyectos que promueven la solidaridad interreligiosa.
El texto completo del documento está disponible en inglés en AustraLasia.