En la parte frontal de la cruz y en el centro está escrito “Christus patiens”, en cambio en las extremidades están representadas la Virgen de los Dolores y san Juan Evangelista, testimonios de la crucifixión y modelos de la participación a los sufrimientos de Cristo. En la parte superior en cambio está el “Mandylion”, con el santo rostro de Jesús, sostenido y honrado por dos ángeles. La sangre preciosa que emana del Cristo baja para redimir la tierra y a los hombres del pecado, inicia por el primer hombre pecador, Adan, representado por el cráneo puesto a los piés de la Cruz.
En la parte posterior de la Cruz, en el centro, está la figura de Jesús Maestro, rodeado por los santos en los cuales Mons. Cognata se inspiró en su ministerio episcopal y para la fundación de su congregación: san Pablo apóstol, san Juan Bosco y san Francisco de Sales. A los piés de Jesús está escrito el lema episcopal de Mons. Cognata: “Caritas Christi urget nos”. En la parte inferior está representada la Jerusalén Celeste. Aquí fue engarzada una reliquia de la Santa Cruz, sostenida por un querubín.
Al inicio de la celebración presidida por don Gaetano Saccà, la madre general de las SOSC, Graziella Benghini, ha ilustrado el motivo por el que fue comisionado este ícono de la Cruz.
En la homilía, don Pierluigi Camerani, postulador general de la Causa de los Santos de la Familia Salesiana, dijo: "Ser verdaderos discípulos de Jesús significa recorrer un camino que es contracorriente, al punto de volvernos personas que con la propia vida ponen en discusión la sociedad y que dan fastidio.
Mons. Cognata es uno de los discípulos del Señor que fue perseguido por haber vivido sus empeños con Dios y con los otros. Después de haber recibido la sentencia en la que el Santo Oficio lo privaba de las funciones episcopales, Mons. Cognata escribió a una de sus más fieles colaboradoras, la profesora Anna Vultaggio: "Estamos en el último acto del calvario: en la cruz Jesús consumió todo lo que quería sufrir, mostrándose muerto y derrotado, pero después fue el triúnfo de la Resurrección. El Maestro me ha asociado también a este último acto para acelerar el triunfo de sus Oblatas, en el que se verificará también mi resurrección... ¡Así es hija mía, estamos en la sepultura! Es la hora de la última prueba; sepamos sostenerla en silencio, abandonados al Corazón de Jesús... Conservémonos trabajando y en el triunfo del Nombre de Jesús, sufriendo y superando todo con confianza en el Maestro... No se preocupe en defenderme, está el Señor para ésto".
Merece ser recordado que Mons. Cognata terminó su recorrido terreno en Pellaro (la región del sur de Italia, Reggio Calabria) donde en 1933 inició la fundación de la SOSC, recomenzando todo en cierto sentido, desde donde había iniciado.
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