Formación como FMA
Soy Hija de María Auxiliadora desde el año 1982, año de la Profesión Religiosa en la Inspectoría colombiana “María Auxiliadora” (CMA). Desde el principio he sentido que “ser maestra era mi pasión”. He tenido la oportunidad de estudiar Psicología de la Educación en la Facultad de Ciencias de la Educación “Auxilium” en Roma, y después me especialicé en Informática Educativa. En los centros educativos he trabajado como profesora, coordinadora y directora, en escuelas privadas y estatales.
Acompañar a los jóvenes, ser cercana a sus familias, ha sido una fuerte llamada que me ha ayudado a fortalecer mi identidad salesiana, profundizar el Sistema Preventivo y de esa manera poder contextualizarlo.
Experiencia con la Familia Salesiana
En 1998, cuando era Vicaria Inspectorial, tuve la oportunidad de formar parte de la Consulta Inspectorial de la Familia Salesiana y así pude hacer un acercamiento concreto a los diferentes grupos de la Familia Salesiana, a nivel local y nacional.
Como Inspectora (2005-2010) he desarrollado un trabajo de animación de conjunto, sobre todo con el grupo de Antiguas Alumnas y los Salesianos Cooperadores. La participación en los tres últimos Capítulos Generales del Instituto FMA, me han permitido ver más allá y comprender el camino que la Familia Salesiana ha hecho en estos años.
Las raíces carismáticas están bien cimentadas; bajo la guía del Espíritu, de la mano de María y en el corazón y en la experiencia vivida por Don Bosco. Somos conscientes de que el Espíritu propaga el carisma entre tantos laicos, hombres y mujeres, en una misión compartida, al servicio de los niños, de los adolescentes y de los jóvenes más necesitados, con formas y expresiones muy diversas.
Líneas de futuro en la Asociación de Salesianos Cooperadores
En el Congreso Mundial del 2018 se indicaron las principales opciones, que son el punto de partida para estar donde el Señor nos llama a “ser Don Bosco hoy”: consolidar el compromiso a la promesa apostólica, aumentar el sentido de pertenencia a la Iglesia, a la Asociación y a la Familia Salesiana, cuidar el espíritu de familia y la responsabilidad compartida.
Como Delegada Mundial, me comprometo a acompañar la Asociación caminando junto a los jóvenes para construir una sociedad más cristiana y humana.
Estoy agradecida a la Madre Reungoat, al Rector Mayor, al P. Ángel Fernández Artime, a las delegadas que me han precedido, y de un modo particular a sor Leslye Sándigo, que ha trabajado en comunión para difundir el carisma en estos años. Me encomiendo al Señor para que me sostenga en esta nueva misión y os pido a todos que me acompañéis con la oración y la fraternidad.