El tema de este año, “Dietas saludables”, enfatiza que el hambre y la obesidad coexisten. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) señaló que actualmente “mientras 670 millones de adultos y 120 millones de niñas y niños (5-19 años) son obesos, y más de 40 millones de niños menores de 5 años tienen sobrepeso, existen más de 820 millones de personas hambrientas en el mundo”.
Por su parte, “Misiones Salesianas” promueve programas de alimentación en sus escuelas y centros salesianos de muchos países, en colaboración con organizaciones como “Levántate contra el hambre”, una ONG que proporciona alimentos. Esta colaboración se desarrolló en 2011 y desde entonces los envíos se han entregado con éxito en 20 países, con los Salesianos trabajando para identificar necesidades específicas y para coordinar la entrega y la distribución de alimentos.
“Los programas de las Misiones Salesianas garantizan a los jóvenes una alimentación sana y nutritiva”, explica el P. Mark Hyde, Responsable de la Procura Misionera, que está a la vanguardia de la lucha contra el hambre y que, en las escuelas agrícolas, trabaja con los agricultores para aportar nuevos métodos de cultivo que aumenten la productividad.
Algunos de los números de los proyectos desarrollados por “Misiones Salesianas” con el programa “Levántate contra el hambre”.
- Más de 1.200 alumnos beneficiarios, en el primer trimestre de 2019, en el Instituto Don Bosco de Bujumbura, Burundi.
- Más de 2.500 almuerzos en programas apoyados por la Fundación Don Bosco de Camboya.
- Diez centros salesianos, entre escuelas, centros juveniles y parroquias, que se ayudan en Timor Oriental.
- Más de 300 jóvenes pobres se beneficiaron de las obras salesianas en Namugongo, cerca de Kampala, Uganda. Además, también en Uganda, el programa impartió capacitación para atender a 64 personas. Entre los beneficiarios se encuentran los refugiados que huyeron de Sudán del Sur, Burundi y Ruanda.
El Día Mundial de la Alimentación es una oportunidad para recordar que los niños y jóvenes pobres necesitan alimentos nutritivos para tener suficiente energía y atención para participar en programas educativos y sociales.