¿Cómo podría resumirse este nuevo manual en pocas palabras? Me lo pidió nuestra agencia ANS. Pues bien, el corazón de esta nueva edición es la palabra “comunidad” en el título, que significa no solo la comunidad religiosa salesiana, sino también la Comunidad Educativa-Pastoral (CEP).
El nuevo Manual del Director pretende encarnar la nueva concepción del Director Salesiano en el contexto de la nueva idea de comunidad que ha surgido desde el Capítulo General 24. Ese Capítulo, con el título que ya contenía el programa “Salesianos y laicos: Comunión y participación del Espíritu y de la Misión de Don Bosco”, es un hito en la historia de nuestra Congregación, la culminación de nuestra renovación postconciliar. En ella, el genio teológico Don Egidio Viganò se unió a la sabiduría pastoral de Don Juan Vecchi en una síntesis imparable, como dice Rossano Sala. Es la encarnación salesiana de la eclesiología de comunión del Vaticano II.
La “eclesiología de la comunión” es una forma inteligente de expresar que la Iglesia pertenece a todos, y no solo a los sacerdotes y a los religiosos. Significa que personas de todos los estados de vida – laicos, consagrados y sacerdotes – participan, de diferentes maneras, en la misión de la Iglesia y que nadie es un receptor pasivo del cuidado pastoral.
Cuando el Capítulo General 24 habló de compartir la misión salesiana con los laicos, algunos la descartaron como una maniobra de supervivencia occidental, dado que surgían pocas vocaciones salesianas. Debemos reconocerlo ahora, en cambio, por el paso radical que se ha dado en la actualización del carisma salesiano. En el mejor sentido, es una renovación que va hacia adelante y hacia atrás. Sabemos muy bien que Don Bosco comenzó su trabajo en Valdocco con la ayuda de personas de diferentes orígenes sociales, incluyendo sacerdotes diocesanos, laicos y mujeres.
Así que la palabra “comunidad” en el nuevo manual del Director significa no solo la comunidad religiosa salesiana, sino también la CEP. El cambio tiene un impacto aún más profundo. Puede resultar chocante, por ejemplo, leer la afirmación de que hoy solo hay dos tipos de obras salesianas: las que se confían conjuntamente a los salesianos y a los laicos; y las que se confían enteramente a los laicos, bajo la dirección de la Inspectoría En otras palabras, no hay un tercer tipo de trabajo “solo salesiano”, ni siquiera en aquellos lugares donde hay “suficientes vocaciones”. Y una vez más, el manual se limita a retomar las posiciones de la CG 24 y los desarrollos de ese Capítulo realizados por Don Vecchi (ver AGC 363) y ratificados por la CG 25.