Después de los años de la sangrienta guerra civil, Angola es hoy uno de los países africanos con mayor índice de desarrollo económico. Pero los contrastes económicos y sociales, cuando se visita un país en desarrollo, siempre están presentes. En Luanda el skyline del centro es una sucesión de rascacielos brillantes, pero basta llegar a los suburbios y ver una realidad muy diferente.
Una de las obras salesianas más significativas se encuentra en uno de estos barrios. Nos encontramos en Lixeira, que una vez fue el vertedero de Luanda, mientras que hoy es un núcleo poblado donde viven más de 250.000 personas, donde la gente vive en casas improvisadas y en constante búsqueda de algo para comer.
Allí se encuentra la escuela salesiana. Recibe diariamente a 6.000 estudiantes, desde primaria hasta secundaria, que dan acceso a la universidad. En la sede central, los alumnos se suceden en tres turnos, ya que no hay aulas para todos. Comienza a las 7:30 de la mañana con los más pequeños, continúa con los muchachos por la tarde y termina a las 22:30 con los jóvenes estudiantes de bachillerato. Cada cinco horas miles de menores se alternan en los mismos escritorios.
Además de la escuela, hay un servicio de salud, dirigido por dos religiosas, y un jardín de infancia para los niños. Se cuenta con un centro para formación profesional para los jóvenes que quieren aprender un oficio, existen estructuras de la red de solidaridad social en beneficio de los muchachos de la calle y una enorme parroquia, con cinco capillas situadas en los lugares más alejados, donde los muchachos que asisten a la catequesis son más de 5 mil.
Desafortunadamente, para algunos jóvenes que han aprendido a arreglárselas solos, no es fácil acercarse a la educación y seguir las reglas.
Pero los salesianos de Lixeira siguen invitando a los jóvenes a "quedarse con Don Bosco", es decir, a abandonar el camino equivocado, a ser acogidos y preparados para un futuro mejor.
Para más información: www.missionidonbosco.org