De esta manera nace el lema de la “Jornada Salesiana de la Juventud”. La propuesta presentada de seguir este lema es que los jóvenes de hoy están sedientos de Dios.
En una generación donde la información es muy rápida y fácil y donde se propone una concepción de vida autosuficiente y egoísta, el actuar de Jesús es un ejemplo de humildad al pedir agua a aquella mujer, en una tierra considerada impura por los judíos. Así son nuestros jóvenes de hoy que buscan ardientemente colmar su sed escuchando las palabras de Jesús y viviendo la vida de Cristo y se colocan en el mundo para transmitir esa alegría a quien los rodea.
La misión de los educadores es caminar y sobre todo acompañar a los jóvenes. “Acompañar a los jóvenes – escribe el Papa Francisco - exige salir de los propios esquemas pre confeccionados, encontrándolos allí donde están, adecuándose a sus tiempos y a sus ritmos; significa también tomarlos en serio en su dificultad para descifrar la realidad en la que viven y para transformar un anuncio recibido en gestos y palabras, en el esfuerzo cotidiano por construir la propia historia y en la búsqueda más o menos consciente de un sentido para sus vidas”.
Los jóvenes desean calmar la sed e ir a la fuente que es el “combustible” para saciar esa sed más profunda. Este es el deseo de la Jornada de la Juventud: “Calmar la sed de la vida proponiendo a Jesucristo como la única fuente”.
Mientras que el joven de hoy no se encuentre con la verdadera fuente, buscará otras fuentes y permanecerá inquieto sin saciar su sed profunda. Pero la sed de esa “agua” que viene de Dios permite conectarse con la realidad que aún no se ve y no se puede saborear de modo completo.
A partir del “agua”, se aborda el tema de la búsqueda de la juventud sedienta, en un contexto actual. Los jóvenes de hoy sienten la necesidad de figuras cercanas, creíbles, coherentes y honestas.