Esta carta tiene los rasgos de un corazón profundamente salesiano y podría haber sido perfectamente escrita por San Juan Bosco, hace más de doscientos años a sus queridos jóvenes: “Mi deseo es solo uno: verlos felices en el tiempo y en la eternidad. Este pensamiento, este deseo me decidieron a escribirles esta carta”.
En efecto, el Papa Francisco invita a los jóvenes a reflexionar sobre la realidad en que viven las nuevas generaciones, sobre su vida de fe y sobre la forma en que maduran las opciones fundamentales que configurarán su futuro y el de la humanidad y los insta a mirar la figura de María como modelo de respuesta concreta.
¡No tengan miedo!, repite varias veces el Santo padre. María, tembló ante el misterio de la llamada de Dios. Y el ángel, leyendo en lo más profundo de su corazón, le dijo: ¡No temas, María! Dios lee nuestros corazones. Y muchas veces los jóvenes sienten el miedo frente a la vida, frente al futuro, frente las decisiones que deben tomar en sus vidas. “Y vosotros jóvenes, ¿qué miedos tenéis? – Y en la carta les responde con la claridad de un Pastor que conoce a sus hijos - En los momentos en que las dudas y los miedos inunden vuestros corazones, resulta imprescindible el discernimiento”. “El discernimiento se vuelve indispensable cuando se trata de encontrar la propia vocación”.
En el mensaje el Papa ya les invita a vivir algunos valores fundamentales para sus vidas. ¿Valores eminentemente salesianos? Podría preguntarse un lector con corazón salesiano.
- Sean felices.
- Siéntanse amados.
- Siéntanse acompañados
- Sean auténticos.
- Gocen de la amistad y de soñar juntos
- Entusiásmense
- Afronten con serenidad los desafíos
- Crean en la bondad de Dios
- Busquen lo que Dios quiere de ustedes
El Papa, insiste: “queridos jóvenes, que el resplandor de la juventud no se apague en la oscuridad de una habitación cerrada en la que la única ventana para ver el mundo sea el ordenador y el smartphone. Abran las puertas de vuestra vida”.