La explosión de las redes sociales y de los juegos (games) ha llevado a las personas a una nueva dimensión de la comunicación que podemos definir como una inmersión virtual en la red. Nuestra relación ahora interactúa con nuestros sentidos (oído, tacto, vista): es cierto que tanto nuestro cuerpo como nuestras facultades emocionales y cognitivas nos permiten ingresar al universo digital. Por ejemplo, podemos compartir noticias y fotos al instante. A través de las redes sociales hacemos que un evento en el lugar X se convierta en un evento para una persona en el lugar Y. Lo que fotografiamos y compartimos se convierte en una experiencia para los demás. Vivimos en la era de la llamada "inmersión".
También me gustaría agregar que "inmersión" es un término técnico utilizado por la realidad virtual (Biocca F. 1993), y no puede limitarse solo a nuestro contacto con lo digital. Es importante ampliar la visión del concepto de “inmersión”. Por ejemplo, cuando estamos cocinando alimentos en la cocina, estamos de cierta manera “sumergidos” en ese ambiente, los sentidos se apoderan de nosotros y entran en relación con la experiencia que estamos teniendo al cocinar: el aroma de la comida, el sabor de la comida. Cuando escuchamos música en una habitación, nos estamos sumergiendo en cierta manera. Por lo tanto, son todos nuestros sentidos los que nos permiten sumergirnos en todas las realidades de la vida. Ir a un centro comercial o participar en una celebración religiosa es una experiencia inmersiva.
La comunicación digital y la creación de redes en el mundo del ciberespacio es básicamente una experiencia inmersiva. Nos permite comunicarnos más allá del lugar geográfico en el que nos encontramos y en consecuencia si pensamos en la comunicación por radio, televisión o internet, también nos permiten comunicarnos a través de este nuevo canal.
Cuando vemos una película, las imágenes nos transportan a la realidad histórica, a su contexto virtual, interactuando a nivel emocional, porque nos emocionamos, lloramos y nos involucramos en la trama. ¿Cómo puede suceder todo esto si lo que estoy mirando frente a mí está representado por nada más que imágenes y sonidos? ¿Cuál es el fenómeno psicológico que ocurre cuando las imágenes y los sonidos involucran a las personas de manera profunda, llevándolas a revivir, recrear, reinterpretar el guión cinematográfico, convirtiéndose en una experiencia real para ellas?
¿Cómo combinar aplicando este concepto de comunicación inmersiva a Don Bosco y al ambiente educativo de Valdocco?
Ahora me gustaría comparar este concepto de comunicación inmersiva con algunos sueños de Giovanni Bosco. Mi intención es seguir este ejemplo sólo a nivel de la psicodinámica de la comunicación, entrando específicamente en la dinámica de los sueños.
En el famoso sueño de los nueve años que tuvo Don Bosco a partir de la primera línea de la narración, uno se sumerge en otra realidad: "Parecía estar cerca de mi casa, en un patio muy grande. Una multitud de niños jugaba. Algunos reían, otros jugaban y no pocos maldecían. Cuando escuché estas palabras malas, inmediatamente salté entre ellos y traté de detenerlos con palabras y puños".
Don Bosco a través de este sueño lleno de imágenes, sensaciones, sonidos y colores nos invita a sumergirnos en la realidad del sueño para vivir la experiencia que él tuvo.
Esta experiencia, que va más allá de una visión racional y técnica, nos involucra, nos hace participar junto a Don Bosco en esta dimensión onírica.
Otro ejemplo práctico de comunicación inmersiva podría estar representado por la atmósfera del oratorio de Valdocco.
Imaginemos, por ejemplo, cómo funcionaba el oratorio en un día soleado. Los jóvenes son unos ochocientos. El ambiente es pequeño, pero permite que los jóvenes se muevan y participen, y por lo tanto estar completamente inmersos en el ambiente. En este lugar, los jóvenes participan en la Santa Misa, viven un momento intenso con cantos y oraciones, se sumergen en el olor del incienso, sus miradas se llenan de las imágenes de la liturgia (como los paramentos de la celebración). La liturgia y el canto permiten a los jóvenes sumergirse en el ambiente y participar en la celebración con todo su ser, con el alma, con el corazón, con sentimientos que involucran todos los sentidos.
Del otro lado de la iglesia hay un parque infantil donde los jóvenes corren, saltan, juegan, con mucha ilusión y participación. Esta es una experiencia inmersiva acompañada de risas, fuertes expresiones de emoción.
Cuando un grupo de jóvenes canta en el coro y otro grupo presenta una obra teatral en el oratorio, todo el ambiente se vuelve inmersivo, como un verdadero momento multimedia, donde los jóvenes se sumergen, participan, creando una implicación completamente interior al unísono con el actividades del oratorio.
La experiencia inmersiva es, por tanto, una expresión antropológica de nuestra forma de comunicarnos. Por eso, el mundo digital se basa fundamentalmente en la experiencia inmersiva.
Don Bosco crea así un ambiente educativo que permite a sus jóvenes vivir emocional y cognitivamente las experiencias litúrgicas y lúdicas. Su meta siempre ha sido educar para la vida, educar para Dios, alabar y engrandecer el nombre de María, la Auxiliadora que hizo todo.