Siendo uno de los pioneros de la presencia misionera en este país, ¿puedes decirnos algo sobre los primeros salesianos que vinieron es estos lugares?
En 1909, el gobierno italiano en Eritrea, le manifestó a Don Miguel Rúa de confiar a los Salesianos la gestión de las escuelas técnicas en el país y un albergue. En los años siguientes, se hicieron muchas solicitudes para llevar a los salesianos a Etiopía. Por último, entre 1960 y 1970, tres sacerdotes etíopes de la diócesis de Adigrat se hicieron Salesianos y uno de ellos, Sebhat-LeabWorku, fue elegido Arzobispo de Adigrat en 1972. Fue Mons. Sebhat quien abrió la primera escuela técnica en Makallé, en 1976.
¿Cómo evalúa el crecimiento de la presencia salesiana en Etiopía en estos años?
Cuando pienso en los Salesianos en Etiopía, se me ocurre más que palabras de agradecimiento a Dios. Siendo uno de los misioneros pioneros en este país me llena de alegría. Vi el carisma salesiano crecer aquí en Etiopía, una tierra donde la tradición ortodoxa es fuerte. Nuestra presencia siempre ha sido aceptada por los etíopes y las autoridades locales han apreciado nuestro trabajo a lo largo del tiempo.
¿Puedes contarnos un evento inolvidable, vivido en los últimos años?
Tan pronto como llegué, trabajé con niños y viví la alegría de ser misionero. Luego, entre 1984 y 1985, Etiopía atravesaba una gran sequía. Fue un verdadero desastre humanitario. La TV difundía continuamente imágenes de niños esqueléticos y desnutridos. Como salesianos decidimos ayudar a los que más lo necesitaban. Deseábamos salvar a tantas personas como fuera posible. A partir de entonces, el mundo entero se movilizó y muchos llegaron a ver lo que estaba ocurriendo. El cantante Bob Geldof, la actriz Audrey Hepburn, el senador estadounidense Ted Kennedy. Y luego Madre Teresa, que llegó a Calcuta. Le pedí que enviara algunos misioneros a Adua y ella lo hizo rápidamente.
¿Cuál es el resultado más grande que se puede lograr como misionero en Etiopía?
Por supuesto, el mayor logro no es construir infraestructura. El resultado más grande es ver cómo la fe ha crecido en esta tierra.
¿Qué consejo darías a los jóvenes de tu Visitaduría?
¡Que siempre generosos! No deben dudar en entregarse a los demás y ponerse al servicio de los más necesitados.