"Don Bosco no está vestido como sacerdote, pero tiene la cruz del Buen Pastor en el cuello y se encuentra en mangas de camisa como signo de la practicidad y del trabajo. Él lleva y sostiene los bloques de construcción para la realización de un proyecto, pero está diseñado y construido por los jóvenes formados por él”, explica el escultor de 74 años, que aprendió la técnica de la talla en los talleres de Trentino y luego se formó en Milán, en los estudios de los artistas F. Mina y M. Buttafava de la Escuela de Arte "Beato Angélico".
La obra es una escultura de 52 cm de alto. Los protagonistas de la obra, como en la construcción de sus vidas, son los jóvenes, donde Don Bosco y sus salesianos ofrecen los materiales para su futuro: libros, herramientas de trabajo, una balón...
El escultor y profesor de arte - en sus 60 años - fundó una Escuela de arte en Burundi, que sigue activa. Desde hace diez años colabora con los Salesianos de Turín y ha realizado obras para Italia y para el mundo. Para él Don Bosco es una persona real y concreta “es una persona válida y en quien se puede creer todavía ahora. Su sistema funciona bien con los jóvenes, incluso hoy en día, pero en esencia sigue siendo lo mismo”.
Mamá Margarita fue otra de las figuras atrayentes para el escultor pues "tiene una dimensión de madre increíble – comenta - Para mí es incluso más grande que Don Bosco. ¡Me ha asombrado!".
Hay otro aspecto que une al Sr. Baldassari con los Salesianos: la importancia atribuida a la educación. "El valor del arte no está en sus formas, sino en la capacidad de sorprender: como si estuvieses frente al hijo que te sorprende por la belleza, pero no se puede cerrar en un solo esquema. Así es el arte. El arte educa a la acogida de lo diverso, a la capacidad de escucha… ofrece una gran riqueza”.