¿Quién es Don Bosco para usted?
Siento que es un padre y un amigo, descubrí su paternidad en tantos rostros de salesianos que me enseñaron el corazón de Don Bosco, y lo siento realmente amigo. De hecho, en estos días en que las reuniones del Consejo se hicieron en Valdocco, me gustaba pasar a charlar un rato con él, como con un amigo, contarle cosas, y pedirle otras. Podría decir también que lo siento como un buen intercesor. Le rezo a él para que interceda ante nuestro querido Pare Dios por mis hermanos salesianos.
¿Cómo lo ha conocido?
En el Colegio Tulio, de Tucumán, colegio salesiano en que tuve la gracia de vivir todo mi secundario. Lo conocí en la persona de los salesianos de esa casa, lo conocí junto a los jóvenes de mi grupo juvenil, en los encuentros, en las misiones, en los campamentos, en los teatros y el deporte. Disfruté del ambiente del colegio y de los grupos juveniles de esa época. En ese año se celebraba también el centenario de su muerte (1988) y participar del musical y del teatro me ayudó también a profundizar en su vida, sus opciones, sus sentimientos.
¿Por qué decidió hacerse salesiano?
De repente me di cuenta de que pasaba mucho tiempo en el colegio, era mi segunda casa, todo me gustaba. Esa alegría tenía que ver sobre todo con las experiencias del grupo juvenil, de la acción católica, la formación, el oratorio y las misiones, y comenzó a aparecer el deseo de entregar toda mi vida al Señor, para servir a los jóvenes. Sentía que el Señor le pedía con fuerza a mi corazón que pueda abrazar a muchos, que se expanda, que sea generoso.
¿Cuál fue su itinerario vocacional?
Toda mi formación como salesiano la realicé en Córdoba, excepto el Noviciado en la ciudad de La Plata, con todos los novicios de Argentina y Paraguay, y el tirocinio en la ciudad de San Juan, al oeste del país. Como sacerdote trabajé pastoralmente en las casas de formación (Noviciado, Prenoviciado y Posnoviciado) y en el colegio y parroquias vinculadas a ellas. Los últimos cuatro años asumí el servicio de padre inspector en la Inspectoría “Beato Artémides Zatti” del norte de Argentina (ARN) hasta el CG28.
¿Hubo alguna persona que fue para usted un nuevo Don Bosco”
Sería difícil pensar en una sola persona. En el colegio era amigo de todos los salesianos y eso me gustaba, que todos eran cercanos a los jóvenes, cada uno con sus características y según sus responsabilidades. Después todos mis formadores me ayudaron y acompañaron mucho. Tengo un gran agradecimiento hacia todos ellos, verdaderos amigos y compañeros de camino.
¿Cuáles son las características de Don Bosco que más admira?
La claridad de su opción por los jóvenes más pobres y su presencia paterna en medio de ellos, y cómo mantuvo esto hasta el final de su vida. La centralidad de Dios en su corazón, su espíritu misionero y la capacidad para trabajar en red y vincularse con todo tipo de personas que podían ayudar a su misión.
¿Considera que los jóvenes aún pueden encontrar inspiración en Don Bosco?
Si claro, pienso los jóvenes se inspiran cuando se encuentran con personas coherentes y audaces, vibran ante el testimonio de una vida radical y plena. Y de nuestro padre Don Bosco impacta mucho su fuerte opción por los jóvenes más pobres, viviendo él también pobremente y entregado sin descanso a la misión que el buen Dios le pedía. Un Don Bosco consumido hasta sus últimas fuerzas y feliz de poder entregar sus energías a la salvación de los jóvenes impacta, entusiasma y arrastra al compromiso.
¿De qué manera los salesianos pueden ser nuevos Don Bosco para los jóvenes?
Los salesianos somos Don Bosco para los jóvenes cuando vibramos con sus mismos sentimientos, cuando les dedicamos tiempo a escuchar, a dialogar, a compartir, cuando les ayudamos a encontrar soluciones, cuando los queremos bien y les ayudamos a querer bien a otros, cuando los animamos al compromiso, a ser protagonistas de cambio en sus propias vidas y en la sociedad.
¿De qué manera Don Bosco inspira su trabajo de Consejero Regional?
Cuando llego a una casa salesiana y a una inspectoría pienso en él, en su corazón misionero, en cómo su obra se extendió por todo el mundo, en cuánto gozaría él en medio de esta comunidad, de estos jóvenes, con estos salesianos. Pienso en su corazón de padre que disfruta de ver a sus hijos comprometidos en la misión, y que agradece a Dios continuamente por esta pluralidad y belleza de la obra salesiana en todo el mundo.
¿Si pudiera encontrar a Don Bosco qué le gustaría decir o pedirle?
Agradecerle su fidelidad a Dios y a la misión recibida; y pedirle para todos los salesianos un corazón capaz de amar intensamente como él amó.
