Por: Grażyna Starzak
¿Cómo se preparan los salesianos a esta celebración de los jóvenes cristianos?
Nos estamos preparando durante mucho tiempo y con gran cuidado. Como anfitriones estamos haciendo todo para que nuestros visitantes se lleven buenos recuerdos: serán alojados en el país de San Juan Pablo II, que fue el creador de la JMJ. Además los salesianos se reunirán con los jóvenes, y creemos que será una grande y alegre fiesta.
El 27 de julio, durante la JMJ, se realizará la fiesta del Movimiento Juvenil Salesiano. ¿Cómo surge este movimiento?
El Movimiento Juvenil Salesiano (MJS) se formó de manera espontánea con los mismos jóvenes. Como día del nacimiento se considera el encuentro de jóvenes de todo el mundo en el Colle Don Bosco en 1988, para el centenario de la muerte de Don Bosco. Esta experiencia de la unidad fue una levadura para el MJS. Hoy en día lo constituyen los grupos y las asociaciones, que mantenimiento la misma autonomía organizativa, trabajan en lugares y formas diferentes, pero que se identifican con la espiritualidad y la pedagogía salesiana. Una de sus características es el deseo de encontrarse. Y cuando hay una reunión, también hay una fiesta, como en Turín, para el Bicentenario, y también en Río de Janeiro, durante la JMJ en 2013.
Usted ha participado en la JMJ. ¿Cuáles son sus recuerdos?
He participado en tres ocasiones en la JMJ: en Czestochowa (1991), en Roma (2000) y en Toronto (2002), y cada vez con un papel diferente. En Czestochowa fui como estudiante de teología, y fue responsable de la recepción de un grupo juvenil salesiano de 200 personas procedentes de Europa del Este. El año 2000 me uní a Roma desde Czestochowa - donde habíamos preparado un JMJ paralelo para alrededor de 100 mil jóvenes polacos, fui en coche con dos de mis colegas, para asistir a la ceremonia final.
Mi recuerdo es que fue una noche en Tor Vergata y Juan Pablo II, ya débil, hablaba en voz alta. Ejerció una gran influencia en los jóvenes, cuando lo hizo, fue una experiencia extraordinaria. Recuerdo, que cuando alguien gritó: “Llega el Papa”, todos dejaron lo que estaban haciendo y corrieron a verlo.
Y lo mismo ocurrió en Toronto...