Hoy indica que su vida diaria es muy emocionante simplemente por tener que estar atrás de 90 jóvenes del “Don Bosco Children Home”, un centro inaugurado en 2018 para acompañar a menores de la calle y huérfanos. Realiza esta tarea junto a otro salesiano, tirocinante; y por si fuera poco, también se ocupa del oratorio diario en el gran complejo salesiano, que alberga una escuela primaria y una parroquia con varias estaciones misioneras.
¿Por qué se siente feliz como misionero salesiano entre los jóvenes africanos?
El simple hecho de que la mayoría de nuestros jóvenes sean pobres y provengan de orígenes humildes alegra mi corazón salesiano.
¿Qué ha aprendido de sus camaradas africanos en el Estudiantado Teológico de Nairobi-Utume?
De ellos aprendí a vivir el carisma salesiano en una gran comunidad multicultural, apreciando así la belleza de las diferentes formas de pensar y de actuar.
Después de su ordenación fue asignado al "Hogar de Niños Don Bosco" y al oratorio. ¿Cuáles son las principales satisfacciones y cuáles los mayores desafíos?
Mi gran alegría es ver cómo nuestros niños cambian día a día, es trabajar para los niños pobres y necesitados que no tienen adónde ir. Entre mis desafíos está ciertamente el de aprender los idiomas locales (especialmente el bemba), así como algunas habilidades profesionales necesarias para este trabajo juvenil específico.
¿Cuales son tus sueños?
Mis sueños se refieren principalmente a mi capacidad para aprender a ser cada vez más útil a las necesidades de los niños; deseo tener cada vez más el corazón de Don Bosco hacia los niños más pobres y necesitados.
¿Quieres compartir un mensaje o un llamamiento a los jóvenes salesianos de Vietnam y del mundo?
Mi mensaje es: No teman, porque en cuanto logremos tener el corazón de Don Bosco, o sea, nos abramos a las nuevas culturas y a las necesidades de nuestros jóvenes, con fe en Dios, encontraremos la alegría y el sentido de la vida misionera. ¡Bienvenidos a las misiones!