“Esta es nuestra misión: anunciar a Cristo, fortalecer y profundizar la fe entre los jóvenes y entre las personas, creando un ambiente sano, viviendo el Evangelio con el buen ejemplo y amando a los jóvenes y a las personas”, indicó Parolin.
Los salesianos han decidido establecer la escuela en las colinas, donde es más difícil y costoso trabajar la tierra. “Lo hicimos porque amamos a los pobres, pero no estamos contentos - añade el salesiano -. También organizamos la sección de Mecánica Agrícola, que no existía en las regiones vecinas. Las personas saben que lo hacemos por amor (...) Vivir el Evangelio con la propia vida es ya una forma de evangelización, y de ser misioneros”.
Cada año, la escuela acoge 210 estudiantes que han completado la escuela secundaria y que provienen principalmente de las zonas rurales, la mitad de los cuales están alojados directamente en el centro o en algunas familias disponibles.
Además de la formación a los jóvenes a través de la agricultura, mecánica agrícola y cursos de ingeniería y mantenimiento de aparatos de aire acondicionado, el Sr. Parolin y toda la comunidad salesiana buscan mejorar las condiciones económicas y sociales de las familias locales que hacen más productivas sus tierras. “Ayudamos a los agricultores en la preparación de la tierra; sembramos maíz y soja, les ofrecemos fertilizantes y semillas, asistencia técnica y les compramos la cosecha. Tratamos de mecanizar la producción para hacer los cultivos más eficientes. Y practicamos la agricultura ecológica”.
Y para ayudar a los muchachos después de la escuela, el centro salesiano se ha equipado con su servicio de colocación en un puesto de trabajo. “Esta oficina mantiene contactos directos con las empresas con las que se celebran los contratos de aprendizaje. Y nuestro personal sigue a nuestros estudiantes sobre el lugar de trabajo”, concluye el Sr. Parolin.
Fuente: Aleteia